Sánchez Jerez, Pablo

Jueves, 16 Junio, 2011

El sector acuícola español continúa potenciando la I+D+i para el desarrollo sostenible de la acuicultura. ¿Cómo valora la situación de la acuicultura en España en términos de sostenibilidad social, económica y medioambiental?

Ha evolucionado muy positivamente. De los años 80 hasta ahora, el sector se ha responsabilizado  de los posibles efectos sobre el medio marino y ha cambiado radicalmente alguna de sus formas de proceder, reduciendo los términos de impacto ambiental sobre el agua o el fondo marino.

A nivel social, la sostenibilidad del empleo ha dependido en buena medida del mercado internacional y ha quedado un poco fuera de la capacidad de acción del sector español.

Pero creo que los próximos años van a ser mejores en el sentido de sostenibilidad económica y la actividad va a mejorar. En comparación con otros países, la situación de la acuicultura española es óptima pero  revisable para mejor.  Se debe continuar interviniendo en el fomento la investigación, la actuación de la administración y el diálogo con el sector en el sentido al que nos dirigimos y cuanto más rápido sea, mejor.

¿Cuáles son las líneas de trabajo relacionadas con la actividad acuícola en las que está centrando actualmente sus investigaciones? ¿Qué proyectos podría destacar?

En el año 2000 iniciamos los estudios de interacción de la acuicultura con las poblaciones salvajes. Nos ha interesado mucho este tema porque había muy pocas investigaciones en relación a los peces que se encuentran alrededor de las estaciones  y sus efectos sobre la pesca. En este sentido,  pensamos que el sector pesquero y acuícola deben minimizar las fricciones y maximizar los beneficios mutuos en las áreas donde coexistan.

Además, desde la Universidad de Alicante a través del departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada estamos dentro del círculo de grupos de investigación que trabaja en la sostenibilidad de la acuicultura en diferentes aspectos y también en la prevención de escapes a través del proyecto Prevent Escape.

En referencia a este último estudio, ¿Cuales son las principales conclusiones  que, por ahora, se desprenden de Prevent Escape?


Estamos muy contentos con el desarrollo del proyecto. Por un lado, se está abordando la parte más técnica con ingenieros que trabajan en la resistencia de las estructuras, así como en la mejora de la forma y disposición de los materiales que se usan para entender mejor por qué ocurren muchas de las roturas ante, por ejemplo, tormentas y desgaste de materiales. En lo que respecta al trabajo de la Universidad de Alicante en el proyecto, somos líderes del paquete de trabajo que estudia el comportamiento y cómo actúa un escape de dorada, lubina o corvina. El objetivo es poder mitigar su efecto y ser capaces de localizar este grupo de peces que se ha escapado, recapturarlo  evitar así la pérdida económica e impacto ambiental. Estamos alcanzando  una definición de los indicadores que nos van ayudar a reconocer cuando un pez proviene de un escape y a obtener una serie de protocolos para su captura en el menor tiempo posible. Va ser un proyecto de investigación muy aplicado y los acuicultores van a tener respuesta para evitar pérdidas.

En esta misma línea ¿Cuáles son los últimos avances que puede ofrecer la I+D+i en la mitigación de los efectos ambientales de los viveros flotantes sobre su entorno?


En primer lugar, hay que evitar que se produzca el impacto.  Los acuicultores deben ser conscientes de los protocolos que  pueden aplicar para reducir este impacto, como por ejemplo, controlando muy bien la alimentación para que no se pierda pienso, seleccionar la instalación de las jaulas en zonas donde existan un buen hidrodinamismo, una buena profundidad y no afecte a comunidades sensibles.

En el caso de que haya que mitigarlo, se pueden estructuras para favorecer el biofiltrado o, por ejemplo,  actuar a nivel bacteriano para prevenir la descomposición.

Pero lo mejor es evitar el impacto. Para ello, tenemos que trabajar más por definir protocolos que lo reduzcan al mínimo.

Usted estudiado la interacción de las poblaciones salvajes con las instalaciones de salmón en los fiordos noruegos.  ¿Qué datos se pueden extraer de este proyecto? ¿Podría establecerse alguna interacción de beneficio mutuo entre ambas poblaciones?


Hemos estado trabajando con equipos de investigación noruegos en la interacción de la acuicultura de salmón con los peces de la familia de los gádidos (bacalao) que se acercan a estas instalaciones. Había muchos estudios de la acuicultura del salmón sobre su misma especie salvaje pero pocos sobre la acuicultura del salmón sobre otras especies. A partir de aquí, se nos ha dado pie a solicitar un proyecto para entender qué sucede con la incorporación de aceites vegetales terrestres en los piensos, una práctica que se aplica en la acuicultura para evitar la sobrepesca y el uso de aceites de pescado, que es positiva, pero queríamos conocer sus efectos para evitar riesgos. En dos años esperamos obtener resultados de este proyecto en el que trabajamos en colaboración con la Universidad de Murcia . 

En Galicia la instalación de dos jaulas de engorde de salmón ha provocado algunas protestas.  Desde la administración aseguran que informes científicos avalan el proyecto. Como experto en el estudio de esta especie de cultivo, ¿cuál es su punto de vista?


He mantenido conversaciones con el sector, la administración y los opositores al proyecto y considero que los procesos administrativos deben ser transparentes y existir información y una planificación. Además, es necesario un proceso de selección del lugar y un estudio de impacto ambiental.

A nivel internacional hay multitud de trabajos que definen exactamente el impacto del cultivo salmón sobre el ambiente y poblaciones nativas. Ya está muy estudiado. Pero a la hora de interpretar a nivel local lo que va a suceder, es necesario conocer cuál va a ser la producción, la ubicación y disponer de un análisis de los usuarios que actúan en la zona. Mientras no exista, me parece que no es una buena idea generar la noticia de la concesión de la actividad. Previamente, la administración debería llevar a cabo un proceso lógico de conversación y negociación con los diferentes actores sociales y económicos, además de un análisis exhaustivo de las características ambientales y oceanográficas. Se deben poner las cartas sobre la mesa y tomar una decisión objetiva que favorezca el empleo y la economía sin generar un impacto ambiental grave o irreversible. Si se demuestra con datos, que concedan la actividad, pero tendrán que tomar una decisión conjunta con pescadores, mariscadores y cofradías. Bajo mi punto de vista, no se ha alcanzado el diálogo y transparencia que requiere la cuestión.

Desde la Fundación OESA hemos podido contar con su colaboración en el proyecto Mediterrane-On sobre definición de indicadores de sostenibilidad en la acuicultura mediterránea, ¿cómo cree que pueden ser aplicables?

En primer lugar, me gustaría felicitar a la Fundación OESA por la iniciativa y la rapidez y efectividad del trabajo. En poco tiempo hemos obtenido un protocolo y selección de indicadores. En estos momentos necesitamos que esta transferencia llegue a la administración y se realicen análisis en diferentes niveles de sostenibilidad.

Todo está muy bien definido pero tienen que ser aplicados y utilizados para mejorar a nivel global las formas de estructura productiva que queremos en la acuicultura. Ayuda mucho a que haya una discusión sobre valores numéricos sobre sostenibilidad pero la administración debe creer en el proyecto. También debemos sentarnos con los productores para alcanzar una serie de recomendaciones que se cumplan. Cuando estos indicadores se apliquen y se usen va a ser excelente, pero si queda sólo en un libro y una discusión técnica será una lástima.

Pablo
Sánchez
Jerez
Titulacion: 
Biólogo
Profesión: 
Profesor titular del departamento de Ciencias del mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante
Miscelánea: 

Biólogo por la Universidad de Murcia y doctorado por la Universidad de Alicante en 1997. En la actualidad, profesor titular del departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante. Desde hace diez años se ha centrado en el estudio de las interacciones de la acuicultura y los ecosistemas costeros, dirigiendo proyectos nacionales e internacionales sobre la gestión ambiental de la acuicultura, especialmente las interacciones de pesca y acuicultura.

En la actualidad lidera un grupo de investigación que trabaja sobre la prevención y efectos ecológicos de los escapes en acuicultura, el posible impacto de los productos vegetales incluidos en los piensos sobres las comunidades marinas y la selección de indicadores para el seguimiento de granjas marinas.