La Costa del Sol a lo largo de la segunda parte del siglo XX ha popularizado internacionalmente su pescaíto, como el plato estrella de su gastronomía. Sacado del mar de Alborán, tirando del copo entonces a lomos de una jábega o de un sardinal, el boquerón victoriano es no sólo un símbolo vivo de la mesa malagueña sino que llegó a convertirse en el topónimo de los habitantes de estas tierras.
Pero hoy en día, los marengos se van convirtiendo en acuicultores. Domesticadores de la mar, que le ponen redes a su indomable condición para criar una serie de mariscos y moluscos que sin ser los más propios de estas latitudes, han convertido a este rincón del mar de Alborán en unas pequeñas Rías Baixas en notable crecimiento.
Según datos de la delegación de Agricultura y Pesca, existen hasta seis nuevas licencias de explotación en trámites burocráticos para instalarse en las costas de la provincia y nueve explotaciones en funcionamiento, la mayoría de mejillones y de lubina, lo que supondría casi duplicar la producción que ha pasado de más de tres millones de euros en producción en 2006 a los cinco registrados el curso pasado.
Este nuevo filón productivo se traduce también en 500 toneladas del producto más famoso de la gastronomía gallega, el mejillón, y que hasta ahora no tenía implantación en el arco Mediterráneo andaluz, si bien en Cádiz y Huelva lideran la acuicultura andaluza de lejos sobre esta demarcación con casi cien empresas en funcionamiento entre las dos.
Según la delegada del ramo de la Junta de Andalucía, Mónica Bermúdez, «las aguas que bañan las costas malagueñas poseen unas características oceanográficas especialmente idóneas para el cultivo de peces y moluscos en mar abierto. Como son por ejemplo, el adecuado perfil térmico, abundancia de semilla de bivalvos, ausencia de contaminación industrial, etcétera. A lo que se une una importante red de puertos pesqueros, los cuales sirven de base en tierra para estas operaciones», indica.
Hasta ahora el empleo generado en este sector no es ni la tercera parte del que se mueve en las provincias antes citadas, pero se perfila como un importante motor de crecimiento en la pesca, donde las recientes diferencias con el Reino de Marruecos siguen perturbando el normal funcionamiento de esta actividad en Andalucía y empujando más estos posibles nichos de mercado.
La buena salida comercial del marisco en las mesas de restaurantes de todo el litoral turístico costasoleño es otro incentivo a que esta producción pueda repercutir doblemente en la reducción de un producto a menudo importado.
Bermúdez agrega en este sentido que «en nuestra provincia, con una flota pesquera profesional importante y con un consumo de pescado que resulta incluso un atractivo turístico, la acuicultura es un sector emergente, que a lo largo de los últimos años ha ido desarrollándose, pero en la que queda aún un camino por delante, en el que planificar esta actividad de una manera sostenible, complementando y siendo compatible con la actividad pesquera tradicional y diversificando los sistemas productivos y de especies».
zamburiñas o las vieiras
La cuestión llega más lejos al diversificarse la posible explotación de productos tan estrictamente vinculados a las Rías gallegas como las zamburiñas o las vieiras, dos 'delicatessen' de las que se ha visto que hay un buen caldo de cultivo, precisamente frente a las glamourosos puertos deportivos donde sus precios no son obstáculo para consumirlos sin miedo.
Así las cosas, en Estepona se ha pasado de una instalación provisional de zamburriña, en proceso de investigación, para comprobar la posible rentabilidad y viabilidad de la misma, para ahora solicitar a la Junta de Andalucía los distintos trámites de instalación.
Además de esta base experimental de Estepona que capitanea la empresa Frutos de Neptuno, también se encuentra en trámite la autorización de otra en aguas cercanas a Puerto Banús para ostión y vieira, además de ésta. La empresa marisquera que pretende explotarla se llama Bioinnova y a ella se une otra con apellido local, Acuicultura de Marbella S.L, dedicada a la cría en cautividad de lubina y dorada en Torrox.