Pescanova prevé producir en el 2012 el 70% del rodaballo europeo

Domingo, 25 Marzo, 2007

Pescanova tiene prevista una inversión de 300 millones de euros sólo para reforzar los equipamientos destinados a la acuicultura. Pero no se abandonará la extracción salvaje en el mar. Seguirán buscando nuevas especies y, sobre todo, rentables.

Y es que el gigante pesquero y alimentario vigués está situado entre las cinco mayores empresas mundiales de su sector y es líder en Europa occidental. Hace 60 años, apostó antes que nadie por crear una flota propia. Hoy tiene la más grande del mundo -120 barcos propios-. Luego buscó zonas de pesca donde nadie faenaba. Y los encontró. Localizó caladeros inéditos en varios países y fue un pionero de los convenios con terceros países o las sociedades mixtas.

Medio siglo después, el hijo del fundador y presidente de la empresa, Manuel Fernández de Sousa, considera que ha llegado la hora de hacer otra gran apuesta: detener el crecimiento de la flota y concentrar el esfuerzo financiero en la acuicultura durante los próximos cinco años. «Y esto es sólo el principio», sostiene Fernández de Sousa.

La decisión de cultivar rodaballo y las trabas impuestas por la Xunta para el proyecto previsto para el cabo Touriñán, donde el grupo vigués pretendía construir la mayor granja mundial de esta especie, han disparado muchas alarmas políticas y económicas. Al final la inversión -más de cien millones de euros en total- se trasladó al municipio luso de Mira, donde Pescanova espera estar produciendo 7.000 toneladas de rodaballo en el año 2009. Pero es sólo un fragmento de la partida de ajedrez que la firma libra en un escenario que conoce bien: el de los alimentos marinos.

Producir el 70% del rodaballo europeo situará en el mercado una oferta que hará caer los precios. «Supongo que algunos pequeños productores no podrán resistirlo», sentencia el presidente. Es la ley del mercado, que abrirá un capítulo de compras, fusiones y alianzas para competir y subsistir. «La agricultura del mar comienza ahora -dice Manuel Fernández-, si nos equivocásemos al elegir las especies sería tan grave como si los ganaderos hubieran apostado en su día por el león, en lugar de hacerlo por el cerdo».