Paulino Martínez anda muy ocupado. Le toca organizar el simposio internacional de genética en acuicultura que tendrá lugar en Santiago el año que viene. Es una gran responsabilidad porque acudirán los mejores investigadores del mundo. Este catedrático de genética, además, ha participado en proyectos tan interesantes como el desarrollo de mejillones inmunes a la toxina.
-Los bateeiros le agradecerían un mejillón menos vulnerable, ¿es posible conseguirlo?
-La investigación formó parte del proyecto Epitox, coordinado por el Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) de Vilagarcía. Nosotros teníamos que ver si era viable desarrollar un programa de selección genética que permitiera conseguir una estirpe que no acumulara toxina. Si tomas mejillones que acumulan poca toxina, sus hijos también van a acumular poca toxina. Es posible hacerlo, pero obligaría a obtener la semilla de mejillón en un laboratorio y no en las rocas de las playas como ahora. Habría que cambiar un poco la filosofía del sector.
-¿Cómo han conseguido organizar el congreso internacional?
-Lo que vendí es la enorme importancia que tiene el sector en Galicia, donde a la vista de la perspectiva de las pesquerías tradicionales tenemos que caminar hacia la domesticación de las especies acuícolas.
-¿Qué lugar ocupa Galicia en el sector de la investigación genética en acuicultura?
-Tiene un sector de investigación en acuicultura notable a nivel mundial. En particular, en el estudio de todas las patologías asociadas al cultivo de peces, moluscos y crustáceos es importantísimo. Hay cinco o seis grupos importantes, como el nuestro, Acuigen.
-Trabajan para la industria, ¿qué tipo de proyectos les encargan?
-Para conseguir que los peces crezcan más rápido, que sean más resistentes a determinadas patologías, para que en las progenies aparezca el sexo que desean porque hay especies en las que un sexo es preferible al otro. Y todo eso es posible sin manipulación genética, simplemente con la selección de individuos.
-¿Qué ha conseguido la genética para mejorar la producción de las plantas de Galicia?
-En Galicia hay un sector muy avanzado soportado por multinacionales que tienen sus propios departamentos de investigación y desarrollo esencialmente para el rodaballo. Se ha conseguido que crezcan hasta un 50 % más rápido que al principio. También hay interés en obtener poblaciones compuestas por hembras porque crecen un 30 % más rápido que los machos. Los moluscos son otro mundo, es el minifundismo de la acuicultura, hay muchos productores y es mucho más difícil introducir la investigación y el desarrollo. Sería interesante conseguir una producción más resistente, pero tiene que ir más bien de la mano de las administraciones públicas. En otros países, la investigación genética de los peces va muy por delante de los moluscos. Quizás porque la industria ligada a los peces es mucho más potente y quizá porque las técnicas de reproducción son más complejas.
-Ya pueden hacer crecer los peces más rápido y seleccionar su sexo, ¿qué reto tienen entre manos?
-Las patologías. El rodaballo tiene algunas muy graves que obligan a la vacunación de los peces y por tanto incrementan los costes de producción. Ahora estamos con un proyecto europeo para conseguir analizar la viabilidad de seleccionar individuos resistentes a las patologías utilizando herramientas genómicas. Es un proyecto que acaba de empezar y están implicadas las principales especies de acuicultura. Se ha identificado la patología más relevante de cada una de ellas para intentar ver la viabilidad de posibles planes de selección para conseguir especies más resistentes.
-¿Son patologías propias de especies acuícolas?
-No, pero su transmisión es mucho más fácil. En el caso del rodaballo hay un parásito que está siendo el objetivo de nuestra investigación. La idea no es caminar hacia una estirpe resistente a una sola patología sino capaz de afrontar cualquier tipo de patógeno con mayor garantía de resistencia.