Nuevas técnicas genéticas facilitan detección de algas tóxicas

Jueves, 16 Enero, 2014

Un grupo de científicos europeos desarrolló una serie de nuevas técnicas genéticas para la detección inmediata de especies de algas tóxicas.

Se prevé que este método podría ser de gran utilidad para los programas de monitorización de algas que afectan a granjas de mejillones y otros bivalvos.

Participaron en el proyecto expertos del Centro Oceanográfico de Vigo del Instituto Español de Oceanografía (IEO), de España; de la Universidad de Oslo; del Centro de Investigación marina de Breiðafjörður, Islandia; y de la Asociación de Biología Marina del Reino Unido.

Los investigadores comunitarios emplearon técnicas moleculares capaces de leer la información del ADN de los ribosomas de las especies presentes en una muestra, con el fin de encontrar géneros e incluso especies concretas que causan mareas tóxicas.

Los resultados de la investigación fue publicada en la revista Environmental Science and Pollution Research.

El equipo estudió microalgas de los géneros Dinophysis y Phalacroma, las cuales contienen toxinas diarreicas que afectan a los criaderos de mejillones europeos, chilenos, japoneses y neozelandeses, informó el IEO.

Los científicos explican que la toxicidad de cada especie dentro de un mismo género varía bastante, por lo que es importante y necesario conocer con exactitud la especie presente en el agua.

Esta investigación se llevó a cabo en el marco del proyecto MIDTAL, perteneciente al 7º Programa Marco Europeo. En la iniciativa participan siete países, que trabajan juntos en el diseño de técnicas moleculares para la identificación de especies de algas tóxicas.

Según Beatriz Reguera, científica del Centro Oceanográfico y una de las coautoras del estudio, "se trata de un avance muy prometedor", informó La Opinión.

La investigadora explicó que "en los centros de monitorizado, para la detección y cuantificación de las células potencialmente tóxicas en el agua, uno tiene que ir al mar para coger las muestras".

Después se las deja sedimentar para que se concentren y así se facilite el conteo al microscopio en el día siguiente. Con todo, recalcó que hay veces en que resulta difícil identificar algunas especies con los métodos tradicionales.

"Con esta nueva técnica, al tratarse de identificaciones moleculares, se elimina esta incertidumbre", subrayó Reguera.

Además, el tiempo para obtener los resultados se reduce a "cinco o seis horas", dijo.

Reguera opina que esta técnica "no va a cambiar todos los sistemas en curso, pero se irá implantando y se irá abaratando cuando todos los centros empiecen a comprarlo, como cuando salieron los primeros ordenadores, que también costaban una fortuna".