Los centros que contraten a 'cajales' deberán comprometerse a estabilizarlos

Jueves, 15 Febrero, 2007

Es decir, los centros podrán liberar a algunos de sus profesionales de las tareas docentes para conceder máxima prioridad a las tareas científicas, como ya ocurre en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La ministra Mercedes Cabrera ya había introducido una significativa, aunque insuficiente, modificación con respecto a los borradores barajados por su antecesora en el cargo, María Jesús San Segundo. Así, el artículo 40.3 del proyecto de Ley de Moficación de la LOU se establece que «la Universidad facilitará la compatibilidad en el ejercicio de la docencia y la investigación e incentivará el desarrollo de una trayectoria profesional que permita, cuando corresponda, la intensificación docente o investigadora».

De consumarse, la nueva medida dará respuesta a un doble problema: la necesidad de 'repatriar' y proporcionar estabilidad laboral a los 'cerebros' españoles y a la de poder realizar ofertas competitivas a investigadores extranjeros de élite que permitan 'ficharlos'.

Los primeros se veían obligados hasta ahora a compaginar las aulas con el laboratorio en la fase más productiva de su carrera científica, tras volver a España y completar sus contratos Ramón y Cajal. Dichos contratos comenzaron a extinguirse en 2006 y el Gobierno implementó el programa I3, por el que el Estado asumía el coste de los tres primeros años de contrato tras la estabilización de estos profesionales en las universidades como profesores contratados doctores. Sin embargo, alrechazo de algunos centros al programa se sumaban sus propias reticencias a dedicar una parte de su tiempo a la docencia.

En ese sentido, la nueva medida les permitirá priorizar las horas en el laboratorio y reducir la docencia a un mínimo. Eso sí, todas estas novedades estarán restringidas a aquellos investigadores que acrediten méritos. «Un RyC no puede seguir ofreciendo lo mismo que en sus primeros años posdoctorales, porque se le supone un nivel cualitativamente mayor», advierte Francisco Marcellán.

La figura del investigador forma parte de una batería de medidas en relación con el programa RyC y, en general, con un giro 'copernicano' en el sistema I+D que Marcellán, uno de sus principales artífices. Una de las novedades más importantes es la exigencia de garantías de futuro por parte de las universidades como requisito imprescindible para concederles un contrato RyC en la convocatoria de 2007. «Será preceptivo que la contratación forme parte de un plan estratégico en relación, por ejemplo, con una política de jubilaciones; que se pretendan cubrir aspectos a los que no se puede dar respuesta con los mecanismos convencionales, como institutos universitarios; o para atender áreas de investigación que se consideren deficitarias», adelanta el secretario general.

Según Francisco Marcellán, lo más importante es que «aunque el sistema está saturado, hay que crear la ilusión de que se va a producir un relevo generacional en los centros y que, a diferencia de los 70, España dispone de personal cualificado para dar respuesta a esa situación».

«Uno de los elementos clave en los 'ranking' universitarios es el del número de premios Nobel. Bueno, pues hagamos una agresiva política de contratación. Si no, será imposible competir, porque por 75.000 euros al año (lo que cobra un catedrático), no te viene nadie», afirma contundente el también ex director de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). ¿Y de dónde sacaría España el dinero para pagar la diferencia salarial? «De un mecanismo de mecenazgo que complemente los sueldos», responde él mismo.

Finalmente, uno de los objetivos que se ha fijado la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación es el de potenciar la participación española en el VII Programa Marco (7PM) de investigación europea (2006-2013), después de que en el VI bajara hasta el 5,9% de los fondos posibles, un porcentaje 2,5 puntos inferior al 8,4% que representa la aportación económica de España.

Para cerrar esa brecha se ha puesto en marcha el Programa Eurociencia, dotado con 2,2 millones de euros. Con ese dinero se pretende impulsar la elaboración de planes de actuación estratégica de participación en el 7PM. éstos, a su vez, deberán prever «la creación, el desarrollo y el fortalecimiento de las oficinas de proyectos europeos» parar aliviar el peso del pade e los hombros investigadores.