Las algas se vuelven energía en un proyecto renovable gaditano

Martes, 2 Julio, 2013

Un típico destino turístico del sur de España con campos de golf y playas arboladas ha añadido a sus atractivos otro lugar "verde": la primera planta del mundo que convierte algas y aguas residuales en energía limpia.

La planta de Chiclana de la Frontera, en Cádiz, usa el agua sucia de los hogares y la luz del sol para producir biofuel con algas como parte de un proyecto de 12 millones de euros que persigue reducir la dependencia del petróleo importado.

El uso de algas para producir energía con biomasa, considerado en su momento por el presidente estadounidense Barack Obama como la energía del futuro, ha recibido críticas con el argumento de que necesita grandes cantidades de energía, agua y productos químicos que lo hacen insostenible.

El proyecto de Chiclana, denominado All-gas, quiere demostrar lo contrario y convertirse en la primera planta municipal de tratamiento de aguas sucias que usa algas para producir biofuel.

Mientras que otras industrias como las cerveceras o los fabricantes de papel usan aguas sucias para cubrir sus necesidades energéticas, All-gas es el primero que cultiva algas de manera sistemática para producir una exportación neta de biocombustibles, incluido biofuel para vehículos.

"Nadie ha realizado la transformación de aguas sucias en biofuel, que es un proyecto sostenible", afirmó el dirigente de All-gas Frank Rogalla frente a un camión-laboratorio situado al lado de un estanque de algas en la planta de tratamiento de residuos de Chiclana.

El dióxido de carbono se usa para producir biomasa de las algas, y el compuesto resultante se transforma en gas, un biofuel limpio utilizado habitualmente en autobuses o camiones de basura por ser menos contaminante.

El proyecto de All-gas, sin embargo, está financiado en tres quintas partes por el programa FP7 de la Unión Europea con el fin de determinar la efectividad en coches y camiones del metano producido de la biomasa derivada de las algas.

DEL BAÑO AL DEPÓSITO DEL COCHE

El objetivo de producción es de 3.000 kilos de algas en 10 hectáreas de terreno, equivalente a 10 campos de fútbol aproximadamente, con una generación de biocombustible para 200 coches.

El municipio de Chiclana, que depende económicamente del turismo y de las salinas, fue elegido como sede de esta producción por sus largas horas de sol y los kilómetros de terrenos que corren en paralelo con las salinas, donde resulta fácil cultivar algas en estanques artificiales.

España padece en la actualidad una tasa de paro del 27 por ciento y el sur es la zona más afectada por el desempleo. Los consumidores sufren bajo el peso de los recortes salariales y las subidas de impuestos de los dos últimos años que tienen por objetivo reducir el déficit público.

All-gas dice que su planta de aguas residuales, que está en fase experimental, cuesta dos millones de euros menos en construir y mantener que una planta convencional y puede generar una producción anual de biocombustible de 100.000 euros, una vez en funcionamiento en 2015, lo suficiente para 10 camiones de basura durante un año.

Sin embargo, la capacidad del proyecto de producir combustible para coches a gran escala depende de la calidad del bioetanol que pueda llegar a producir y el coste.

La investigación indica que podrían pasar años antes de que los biocombustibles sean económicamente viables, aunque es probable que consigan sustituir una parte del petróleo actualmente en uso.

El modelo de All-gas ha interesado a otros municipios del sur, con poblaciones de entre 20.000 y 100.000 personas y suficiente terreno para fabricar estanques de algas, dijo Rogalla, que ha identificado unas 300 poblaciones en las que este tipo de proyecto podría funcionar.

Aqualia ha mantenido contactos con Brasil, los Emiratos Árabes Unidos y una compañía francesa sobre la posibilidad de construir y operar plantas de tratamiento de agua similares en concesión.