La "letra pequeña" de la naturaleza está en las microalgas

Lunes, 23 Mayo, 2011

La ciencia busca con lupa la solución de supervivencia a largo plazo en el planeta con la colaboración imprescindible de las microalgas, organismos autótrofos en la base de la cadena energética y gestores del oxígeno y CO2.

Solo las microalgas, como explotación, producen más energía que la que gastan, no atentan contra el medio ambiente y pueden ser rentables sin subvenciones, adelantó a Efe Guillermo García, a cargo del único Banco de Algas de España.

Identificarlas, clasificarlas y cultivarlas a gran escala son el primer reto de los investigadores, encaminados a convertirlas en base de una nueva producción energética y alimentaria fundamentada en un ciclo de vida en positivo.

El futuro de su necesaria producción industrial, sostienen, corre a la par de la acuicultura, disciplina que sustituirá a la siembra en tierra en un planeta cada vez mas desgastado.

"El mundo micro es el nuevo mundo" en cuanto a biodiversidad y desarrollo industrial, subrayó García Reina y las microalgas serán "cruciales" para atender las necesidades creciente de la población mundial que superará los 9 mil millones de habitantes antes de mediados de siglo.

El "milagro" de las microalgas, insistió, es que son el más eficaz y simple organismo generador de energía a partir del sol y del agua, con nutrientes básicos que generalmente son elementos de desecho.

"Son las verdaderas constructoras y mantenedoras del planeta en el que vivimos. Generan el oxígeno que respiramos y descomponen el CO2 que nos intoxica. La fotosíntesis de la que son únicos organismos responsables es el mayor logro del universo conocido y génesis de la vida", enfatizó apasionado.

Ni hongos, ni animales ni plantas, las microalgas pertenecen al reino de los protistas. Suspendidas en agua salina, han demostrado una gran adaptabilidad y aunque su cultivo se recomienda en casi cualquier medio húmedo, es el mar su caldo natural.

"La gente lo llama mar, pero es el mayor organismo vivo que existe", precisó Guillermo García Reina con datos abrumadores como que un solo centímetro cúbico de agua de mar caben 3 millones de microalgas.

El Banco, asentado en el Centro de Biotecnología Marina de la Universidad de Las Palmas desde 1998 y acreditado como entidad de depósito en 2005, cuenta con un catálogo de 600 cepas inéditas en estado clonal y el 30 por ciento libre de bacterias y hongos.

Sus estudios se amparan en el Plan Microalgas, que desde 2009 cuenta con un presupuesto estatal de doce millones de euros que se agota en diciembre de este año.

García subrayó la importancia de mantener estas "semillas" vivas, como referencia para las investigaciones que adelantan diferentes sectores industriales.

Entre los que avanzan ya en la explotación a gran escala, el Centro de Tecnología de la petroquímica española Repsol, que ha registrado dos microalgas, la "Nannochloropsis gaditana" y la "Tetraselmis repsoliensis", la última con proceso de cultivo patentado.

Al frente de las investigaciones, el físico macromolecular Enrique Esplí explicó a Efe el valor energético de las microalgas por su contenido lípido y su rápida reproducción en poco espacio.

"Son verdaderas células de ahorro, no gastan nada porque no necesitan mantenimiento, con lo que todo lo que producen es ganancia", indicó en su laboratorio, a las afueras de Madrid, donde la empresa también desarrolla métodos de producción, secado y separación de los diferentes elementos de las microalgas, por lo general de entre 1 y 10 micras, según su interés industrial.

En su área de estudio, encaminada al desarrollo de biocombustibles, son las algas con mayores índices de aceite, contenido en el núcleo, las de mas interés, aunque subrayó que todo se aprovecha, en procesos que aislan proteínas, antioxidantes, pigmentos e hidratos de carbono.

La empresa se propone la producción masiva en piscinas cercanas a plantas de producción industrial, para fijar el carbono que emiten, y de procesadoras de aguas grises de las que obtener los nutrientes, aunque el futuro, apunta, es cultivar en mar abierto.

Las microalgas no consumen agua dulce, no ocupan terreno fértil ni compiten con mercados establecidos, subrayó Esplí, optimista aunque cauto sobre los resultados de su trabajo de más de 20 años.

"Esta va a ser la tecnología que va a cambiar el mundo, pero no va a ser de inmediato", reconoció el científico.
En las piscinas de pruebas se cosecha cada 10 o 15 días, un caldo espeso de color verde que es el de la energía del futuro.