La industria del pienso se va de pesca

Lunes, 22 Abril, 2019

EL sector de la alimentación animal en España ha alcanzado una posición de liderazgo a nivel europeo gracias al incremento en la producción de sus piensos compuestos. En 2017 superó la barrera de las 24.000 toneladas, con una estimación provisional de crecimiento en 2018. Con ellos, España se ha posicionado como el segundo productor de piensos en Europa, superando a Francia y solo por detrás de Alemania.

Por otro lado, la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac) está avanzando en la búsqueda de nuevas alternativas proteicas que permitan diversificar la dependencia de la soja. Entre otras opciones, destacan las leguminosas, los insectos, los descartes en pesca y las muertes de peces en acuicultura. En concreto esta organización participa en el grupo operativo Impulse, que nació con el objetivo de potenciar el cultivo de leguminosas en España para reducir la dependencia externa de proteína para piensos.

Además de las leguminosas, lo que puede parecer la alternativa más afín, hay otras pertenecientes al reino animal, pero quizás con más proyección. Una de ellas son los insectos, asunto que ya ha ocupado este espacio en anteriores ocasiones y de los que sin duda seguiremos hablando, porque parece una opción eficiente.

Entre la nuevas fuentes proteicas arriba reseñadas, los descartes de pescado se encuadran dentro del modelo europeo de economía circular en la industria alimentaria. Los barcos pesqueros deben devolver al mar gran cantidad de ejemplares por no ser de la especie o tamaño adecuado. Una riqueza alimentaria y económica que es desperdiciada.

El pasado 1 de enero entró en vigor una normativa europea que obliga a los barcos a descargar en puerto toda la pesca, incluyendo aquella no deseada. En el momento actual las flotas están trabajando por ajustarse a la norma y para encontrar soluciones técnicas que hagan viable esta nueva obligación. Por un lado, se trabaja en reducir las capturas no deseadas minimizando los descartes y, por otro, en obtener algún valor añadido de aquellas capturas que deben llevar a bordo hasta puerto, con el consiguiente coste de almacenamiento y conservación.

La opción de ser derivadas a la industria del pienso es, por tanto, una alternativa real de incorporación de proteína de alta calidad, al igual que lo sería el aprovechamiento de los peces muertos en las explotaciones acuícolas. La cuestión es valorar la sostenibilidad económica del proceso, ya que, entre otros condicionantes, dicha materia prima tiene su punto de entrada en costa, muy alejada de buena parte de la industria.

En ese sentido la propia Cesfac, junto con otras organizaciones del sector de la pesca y acuicultura, han propuesto al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación alternativas para apoyar la creación y desarrollo de estructuras de recogida de los descartes en puerto.

Este planteamiento se encuadra, no solo en el modelo de economía circular mencionado anteriormente, sino también en el de la denominada alimentación precisa, que busca definir con exactitud la demanda de proteínas y los principales requerimientos de aminoácidos para el ganado según su fase productiva. De esta forma se consigue elaborar una alimentación más eficiente que permite un mejor y más rápido engorde del ganado, junto con una mejor protección de su salud. Otra línea de trabajo es la definición de fórmulas alimentarias que mejoren la digestión de los rumiantes y reduzcan sus emisiones de metano, que impactan en el cambio climático.

En todo caso, estas nuevas fuentes alimentarias para el ganado deben ser adecuadamente valoradas por el grupo operativo E-Pienso. Este grupo genera estrategias que tiendan a la uniformidad en la gestión de los sistemas de seguridad alimentaria que aumenten la eficiencia en los controles de las materias primas destinadas a alimentación animal. Una labor que se fundamenta en el desarrollo de un servicio tecnológicamente avanzado con sistemas conjuntos de evaluación y un sistema de alerta rápido unificado.