La época dorada de la acuicultura

Lunes, 12 Mayo, 2014

El creciente interés de la población por seguir una alimentación sana y equilibrada se ha traducido en un importante incremento de la demanda de pescado a nivel mundial. Más de la mitad de ese consumo procede de la acuicultura, un sector que se ha consolidado como un valor seguro y que ahora la Unión Europea quiere potenciar con nuevas ayudas para asegurar el abastecimiento a los consumidores a unos precios razonables. Andalucía, que tiene una superficie autorizada para cultivos marinos de 85.727.907 metros cuadrados, alcanzó el pasado año un máximo histórico, más de 8.800 toneladas, cantidad que el sector prevé triplicar de cara al 2020.

La dorada se consolidó como la principal especie, con una producción de alrededor de 5.000 toneladas, seguida por el mejillón, con 1.300 toneladas. El atún rojo, con 600 toneladas se mantiene en tercer lugar, distanciado del resto de las especies, de las cuales sólo lisas y camarones superan las 100 toneladas anuales. A partir de este años, y si continúa la actual tendencia, el lenguado pasará a integrar este grupo diferenciado y contribuirá a la diversidad de la producción acuícola de Andalucía, al igual que la lubina, cultivo que en la última década ha experimentado un crecimiento del 94% en tonelaje.

Para el desarrollo de estas especies, y de otras muchas, como la corvina, el langostino tigre, la almeja japonesa, el pez limón, la vieira o la zamburiña, que se cultiva en la provincia de Málaga, Andalucía cuenta actualmente con 7.840,6 hectáreas de superficie autorizada en tierra para los cultivos marinos y 7,3 kilómetros cuadrados de superficie en mar. En la zona Atlántica hay, fundamentalmente, parques de moluscos y granjas marinas en tierra (criaderos o hatcheries, semilleros o nurseries y granjas de engorde), mientras que en la costa Mediterránea proliferan, sobre todo, sistemas de cultivos en instalaciones flotantes como bateas, long-lines y jaulas.

El desarrollo de esta actividad en Andalucía, que tiene su origen en la reconversión de las salinas y marismas de la Bahía de Cádiz y Huelva, cobró importancia en la década de los 80 ante la necesidad de encontrar una fuente alternativa de productos del mar. La primera instalación de cultivo en jaulas flotantes en Andalucía se autorizó en 1989. Desde entonces, se han diversificado tanto los sistemas de cultivo, como la producción, siendo el engorde de peces la actividad más importante de la acuicultura andaluza. En 2012 ya concentró el 81,6% del tonelaje total comercializado y el 94,1% de la cifra de negocio, seguida de la cría de moluscos (16,2% de la producción) y de crustáceos (2,1%).

El pasado año, además de incrementar la producción anterior en un 13%, el sector consiguió superar las 8.007 toneladas registradas en 2007, hasta ese momento el año de mayor producción, logro que generó un volumen económico superior a los 50 millones de euros, y detrás del cual está la consolidación y modernización de un tejido empresarial integrado exclusivamente por pymes que se concentran, sobre todo, en Cádiz (43) y Huelva (49). En la actualidad existen 114 empresas, 96 con instalaciones en tierra y 18 en el mar, de las que siete operan en el litoral malagueño.

En relación con los ambientes de cultivo, destaca la producción obtenida en la zona de mar, con una media de crecimiento en la última década del 11% anual y un gran potencial de cara al futuro. Así, en 2012 se alcanzó una producción de 4.855 toneladas (402 más que el año anterior), frente a las 2.802 toneladas en las zonas de tierra. Por provincias, Cádiz acapara el 30% de la acuicultura marina en fase de engorde (para comercialización), seguida de Almería (25%), Málaga (21%), Huelva (13%) y Sevilla (11%).

Ya sea fresco (el 73,2% de la producción), vivo (14,5%), congelado (8,5%) o en formato «cocido, congelado y envasado» (3,4%), los productos acuícolas andaluces se comercializan, sobre todo, en otras comunidades autónomas (39,9%), seguidas de la Unión Europea y Andalucía, con un 25,9% para cada uno de ellos.

Previsión de crecimiento

Con el respaldo de unos datos que avalan las perspectivas de crecimiento de la acuicultura marina, que representa alrededor del 22% de la actividad pesquera regional, la Dirección General de Pesca y Agricultura de la Junta de Andalucía ha diseñado la estrategia a seguir en el periodo 2014-2020 siguiendo la hoja de ruta marcada por Europa y que abre la puerta a la llegada de nuevas ayudas para las empresas del sector.

En un escenario continuista, en el que se parte de la actual superficie autorizada para cultivos marinos, de las producciones de los últimos años y de las perspectivas de desarrollo y comercialización de las empresas del sector, Andalucía alcanzaría en 2020 las 14.000 toneladas, lo que supondría un incremento del 45% en ocho años. Pero, si se contemplan las actuales previsiones de crecimiento, en cuanto a nuevas instalaciones en zonas de mar (especialmente para el cultivo del mejillón), la producción podría situarse en unas 20.000 toneladas, con lo que se triplicarían las producciones actuales.

Cambios en la política pesquera

Como parte de la reforma de la política pesquera común, la UE se ha comprometido a apoyar más el sector de la acuicultura, pero no sólo con ayudas para aumentar los actuales niveles de producción y competitividad, sino también para fomentar su consumo entre los europeos. La dotación pública para el período 2007-2013 ascendió a unos 44 millones de euros.

Entre los objetivos marcados por Europa para el sector piscícola destaca la mejora del acceso al espacio y el agua, el mantenimiento de los niveles sanitarios y medioambientales elevados, la reducción de las cargas administrativas y el aumento de la competitividad. La ayuda financiera para lograr tales prioridades se canalizará a través del nuevo Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, aunque Europa también financiará la investigación que contribuya al desarrollo sostenible de la acuicultura europea.

En esta línea, Andalucía plantea una serie de líneas estratégicas dentro de un desarrollo sostenible y competitivo de la acuicultura que ponen el acento en la potenciación de la innovación y el desarrollo tecnológico para el progreso de las actividades acuícolas, pero también en la necesidad de asegurar el abastecimiento a los mercados y de mejorar la imagen de los productos procedentes de la acuicultura marina con la idea de incorporarlo a la cultura alimentaria.

De hecho, hace unos días, la comisaria europea de Pesca y Asuntos Marítimos, María Damanaki, aludió a la creciente demanda de pescado, asegurando que «sin la piscicultura, sencillamente no habría suficiente pescado que comer y la sostenibilidad a largo plazo de las poblaciones de peces silvestres correría peligro». No en vano, el 68% de los productos pesqueros que se consumen en la UE son de importación, aunque «sólo el 10% de lo que consumimos se cría aquí», admitió la comisaria europea, al tiempo que defendió que los peces de piscifactoría de la UE son «frescos, de aquí y sanos» y cumplen unas normas estrictas de protección de cara a los consumidores.