La acuicultura crece en Almería mientras el sector pierde fuelle

Miércoles, 1 Junio, 2011

La crisis económica que arrastra España desde hace más de tres años no entiende de sectores. La acuicultura no es una excepción, a tenor de los datos que arroja la propia industria. El informe anual de Apromar, la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos, revela que la producción acuícola ha descendido un 9,4% en 2010, en comparación con las cifras registradas el año anterior.

Sin embargo, la provincia de Almería parece navegar a contracorriente en este tipo de actividad, pues cerró el ejercicio 2010 con un 41% más de facturación que el año anterior.

Tras un periodo de proliferación de instalaciones acuícolas, la cifra se asentó y, con el posterior incremento de países competidores y el aumento de los costes de producción, se produjo una selección natural del número de empresas. Hoy, Almería cuenta con seis compañías dedicadas a la acuicultura, que dan empleo a 150 personas. Cuatro se dedican al engorde de peces en jaulas flotantes en el mar, mientras que las otras dos poseen instalaciones en tierra para el preengorde.

La mayoría de ellas se dedica al cultivo de dorada y lubina. Es el caso de Framar, en Carboneras; Piagua, perteneciente al Grupo Culmárex, en Almería; y Acuisleta, en Níjar. Otras dos, Predomar y Carmar, ubicadas en Carboneras, realizan preengorde de dorada y lubina. Y en Cuevas del Almanzora, Naturepesca se dedica a la producción de atún.

El sector acuícola facturó 21,5 millones de euros en 2010, la mayoría de ellos, procedentes de las piscifactorías de engorde, con 16,5 millones. Las granjas de preengorde vendieron alevines por valor de cinco millones de euros, duplicando el dato de 2009.

En conjunto, las cuatro granjas de cultivo de dorada, lubina y atún produjeron 2.533 toneladas de peces en 2010, un 15,5% más que el año anterior; mientras que las dos instalaciones de preengorde, que trabajan en tierra, cultivaron casi 31 millones de alevines, un 112% más.

La acuicultura es una actividad encaminada a impulsar la sostenibilidad de los recursos pesqueros, que se encuentran sobre explotados. La FAO revela que más del 75% de los recursos pesqueros mundiales se encuentran amenazados.

Además de contribuir al desarrollo socioeconómico de las zonas donde se implanta, la acuicultura ofrece un producto que no tiene impacto ambiental en la merma de recursos, es un ejemplo de trazabilidad alimentaria y cuenta con unos elevados estándares de sanidad y calidad, que están virando hacia un tipo de producción ecológica con un alto valor añadido muy apreciado por el consumidor, aun costando alrededor de dos euros más por kilo.

En Almería es un sector joven. La primera empresa que se instaló de estas características lo hizo en Carboneras, en 1987. A las de dorada, lubina y atún de la actualidad, se unen proyectos piloto que se vienen realizando hace unos años con corvina y otros en fase de estudio para el cultivo de moluscos.

La innovación y el valor añadido, a través de la transformación y envasado del producto, incluso su precocinado, son algunas de las claves para que la acuicultura salga de su letargo de falta de competitividad que arrastra frente a países con menores costes de producción como Grecia, Turquía, Noruega, Brasil, India o Vietnam.

Pero la problemática no es solo interna, del propio sector. La Administración también tiene mucho que decir (y que hacer) al respecto para mejorar la seguridad jurídica, la ordenación del territorio, incentivar la concentración comercial, agilizar los trámites de nuevas instalaciones y desarrollar campañas de comunicación institucional.