Informe Biotecnología Marina en España

Miércoles, 24 Noviembre, 2010

Los océanos y mares cubren el 71 % de la superficie terrestre, lo que implica una fuente sustanciosa de recursos, tanto para el consumo humano como para la aplicación industrial o la salud. De los productos pesqueros que se consumen en todo el mundo, alrededor de un 35% proceden de la acuicultura, aunque este porcentaje va incrementándose paulatinamente, así como también va aumentando considerablemente el uso de los recursos marinos para desarrollos farmacológicos, aplicaciones en el sector cosmético o la mejora de productos alimentarios. Así es como se configura actualmente la Biotecnología Marina, también llamada Biotecnología Azul, como una actividad científico-empresarial en fase de desarrollo que busca la aplicación de los avances biotecnológicos en ambientes marinos y acuáticos.

En términos económicos el mercado global de productos y procesos derivados de la Biotecnología Marina se estimó en 2009 en unos 2.700 millones de euros. Este mercado está en constante crecimiento por el impulso de las grandes compañías farmacéuticas que están en la búsqueda de nuevas moléculas activas, como potenciales productos a incluir en sus pipeline. En el sector de la industria alimentaria la Biotecnología Marina también se prevé que será una fuente de nuevos ingredientes o texturas para la elaboración e innovación en una nueva generación de productos alimenticios.

Por su parte, España tiene una larga tradición de investigación en Biotecnología Marina, impulsado desde hace décadas por la rica biodiversidad de los mares que rodean su geografía: el mar Mediterráneo, la costa atlántica de Galicia y el mar Cantábrico. Sólo en los litorales de Canarias y Andalucía se encuentran cerca de 7.000 especies marinas, con posibles características para su utilización en biotecnología. Eso ha sido un gran atractivo para cualquier iniciativa de I+D en el sector biotecnológico, aunando el trabajo de los investigadores, bajo el respaldo de los centros de investigación y el apoyo económico de las compañías privadas nacionales y los grupos internacionales.

Como señala el organismo Invest in Spain, que depende funcionalmente de la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España, a nivel empresarial la Biotecnología Marina se ha desarrollado en España principalmente a través de PharmaMar, uno de los líderes mundiales en producción de fármacos a partir de microorganismos marinos; también de otras empresas como Bioalgal Marine, Ceamsa, BioFuel Systems y Seaweed Canarias. Por eso actualmente el sector representa en España un excelente foco en la búsqueda de socios comerciales e inversiones extranjeras.

Si se hace un esquema general, la Biotecnología Marina tiene variadas aplicaciones, utilizando el material biotecnológico obtenido de organismos marinos en diferentes sectores:

• Agricultura: obtención de reguladores del crecimiento vegetal, fungicidas y pesticidas naturales.
• Productos y procesos industriales: extracción de materia prima para productos textiles y químicos, limpieza de equipamiento industrial, biorremediación de residuos (limpieza mediante degradación bacteriana).
• Energía: recolección de algas y microalgas utilizables en biomasa para la producción de biocombustibles.
• Salud: desarrollo de productos terapéuticos y nutracéuticos, que son aquellos alimentos poseedores de efectos beneficiosos para la salud.

Biotecnología Marina aplicada a la Agricultura: mucho más que transgénicos

En términos generales, la opinión pública cree que la Biotecnología sólo se refiere "a los transgénicos" y, por ende, considera a la Biotecnología Marina como la aplicación de esa ingeniería genética a los biomas marinos. Es muy palpable a nivel social la "publicidad negativa" que tiene popularmente el término "transgénico", ya que se considera negativo en si mismo que se efectúe una manipulación científica sobre diferentes organismos naturales, que son modificados genéticamente. Pero dicha "manipulación" en la mayoría de los casos no es más que la aplicación de técnicas novedosas y sencillas para incrementar las copias de un gen en cada individuo, lo que conlleva a reforzar algunos procesos biológicos necesarios para mejorar la producción en masa de alimentos.

La polémica podría plantearse rápidamente en torno a esta decisión: "¿es preferible alimentarse de animales tratados con productos químicos o antibióticos, o es preferible hacer que dichos animales crezcan más rápido gracias a la incorporación de más copias de sus propios genes?". Pero en realidad el problema de los transgénicos no es si genera algún tipo de efecto negativo sobre el consumidor, sino en su posible impacto ecológico: Las poblaciones animales con algún tipo de modificación genética se vuelven "más eficaces" y pueden competir de forma muy ventajosa con las poblaciones animales naturales, pudiendo llegar a eliminarlas. Por eso la recomendación científica es que hay que cultivar los transgénicos en un medio cerrado, aislado del entorno natural, para garantizar que no se escapen, lo cual es extremadamente difícil.

Más allá de esas cuestiones, la biotecnología en general genera numerosas ventajas para la agricultura, ya que los cultivos modificados genéticamente, denominados OGM (Organismo Modificado Genéticamente), tienen un rendimiento superior, dando más alimento por menos recursos, disminuyendo las cosechas perdidas por enfermedad o plagas, así como por factores ambientales. Esto mismo se aplica a la Biotecnología Marina pero en este caso se realiza cultivo de organismos planctónicos, como micro y macro algas, artemias, moluscos o crustáceos, lo que se agrupa bajo el término de Acuicultura.

Otra de las ventajas tanto de la Biotecnología general como la Azul es que un OGM es modificado para resistir las enfermedades, contando con genes que controlan la tolerancia al estrés abiótico. También es posible el desarrollo de sistemas de transformación de organismos alimenticios que son de interés para la sociedad, así como la reducción de otros que causan grandes daños ambientales y a la salud, como cierto tipo de algas que reducen la potabilidad de los ríos y lagunas.
A su vez, la biotecnología aplicada a la agricultura permite una importante mejora en la nutrición, ya que se puede llegar a introducir vitaminas y proteínas adicionales en alimentos, así como reducir los alergenos y toxinas naturales, a la vez que se puede intentar cultivar en condiciones extremas, lo que auxiliaría a los países que tienen menos disposición de alimentos.

Biotecnología Marina aplicada a la industria: la búsqueda de un progreso humano sostenible

La biotecnología tiene un tremendo potencial para mejorar la producción industrial a través de tres dimensiones de desarrollo sostenible: Sociedad, Medioambiente y Economía. En un primer lugar, tiene un gran potencial para beneficio de la humanidad por la oportunidad que brinda de crear una sociedad más sostenible, mediante el eficiente uso de las energías y la consecuente reducción sustancial en las emisiones de Dióxido de Carbono. En segundo lugar, generaría un descenso en el consumo de las materias primas tradicionales, a la vez que se produciría una reducción de los costes de producción, que conlleva a un beneficio para los consumidores finales, lo que en términos económicos genera una "espiral positiva".

El impacto positivo en la sociedad es evidente, a través del aumento del Empleo, la Innovación y la Responsabilidad: El desarrollo de nuevas actividades industriales relacionadas con la Biotecnología Marina genera lógicamente la creación de nuevos puestos de trabajo, también posibilitaría el desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías para hacer frente a desafíos futuros derivados de la actividad. A su vez, bajo este nuevo sistema industrial sostenible se produciría el uso responsable de los recursos naturales, lo que genera beneficios para las futuras generaciones.

En términos técnicos, el impacto de la biotecnología en la industria gira alrededor de dos grandes ejes: la bioingeniería y la biología molecular. Mediante el primero se diseña y optimiza el medio en el que se desarrolla la célula o en el que actúa el catalizador, mientras que en el segundo, se diseña y optimiza a la célula misma, a través del conocimiento de su funcionamiento y el desarrollo de herramientas para su manipulación.

Es así como procesos típicos de la industria biotecnológica basada en microorganismos o células superiores como son las fermentaciones o la biorremediación, evolucionan actualmente con los avances en la ingeniería genética y mas recientemente de la ingeniería de vías metabólicas, y que todo proceso basado en proteínas, en particular la biocatálisis, no pueda ya ser concebido sin la ingeniería genética y la evolución dirigida, por eso las herramientas de manejo de células vivas y sus genes han alcanzado un nivel de sofisticación mucho mayor.

El establecimiento robusto de la técnica de Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR) y de la secuenciación masiva que redunda en el conocimiento de genomas completos (Ciencia Genómica), permite el desarrollo de sistemas de transformación y expresión genética en organismos diversos, lo que facilita tratar a los microorganismos y células superiores como susceptibles de optimización, al igual que biorreactores adaptados a la producción de compuestos específicos.

Estos avances conceptuales y metodológicos inducirán la modificación de bioprocesos, entre los que destacan: las fermentaciones industriales con microorganismos modificados mediante ingeniería de vías metabólicas; las fermentaciones o procesos de biocatálisis que derivan del uso de la biodiversidad genética; el diseño de biorreactores y desarrollo de técnicas de cultivo para células animales o vegetales; el uso de animales transgénicos como unidades de producción, así como el diseño de las operaciones de recuperación de productos; y también la producción de moléculas de interés directamente en plantas.

Biotecnología Marina aplicada al sector energético: el futuro de la biomasa

Hay varias oportunidades de desarrollo biotecnológico destinado al sector energético, aunque aún está en procesos experimentales podría generar una verdadera revolución en el sector en los próximos años. Estas acciones investigativas están orientadas principalmente a la Biomasa, entendida como la utilización de materia orgánica originada en un proceso biológico como fuente de energía, que se recupera quemándola directamente o transformándola en combustible.

En ese sentido, son muy amplios los recursos orgánicos que pueden ofrecer los mares y océanos. Un caso prometedor son las algas verdes marinas, que podrían convertirse en un futuro en parte de la materia prima de los nuevos biocauchos destinados a producir neumáticos para coches. Ya se ha hecho un importante avance en esa dirección, ya que la empresa italiana Pirelli es promotora de esta a investigación y se ha quedado con la patente, aunque todavía no tiene prevista su comercialización. Otro ejemplo sale de la industria aeronáutica, que ha desarrollado varias pruebas en la que los aviones han completado vuelos de más de 90 minutos propulsados con una mezcla de biodiesel derivado de algas y combustible. Según las estimaciones, la industria aeronáutica espera poder aplicar estos biocombustibles en 5 años.

Biotecnología Marina aplicada a la salud: la posibilidad de vencer el cáncer

Esta especialidad es donde más avances y logros concretos está consiguiendo la Biotecnología Marina. Primero, gracias al esfuerzo agrupado de los investigadores y los centros de investigación que en su lucha contra las diferentes enfermedades ahondaron en un mayor conocimiento para la búsqueda de innovaciones, lo que en segunda instancia captó el interés de las empresas privadas, que se dieron cuenta de lo beneficioso que podía ser la inversión en Biotecnología Marina para la consecución de avances farmacológicos efectivos en el tratamiento de enfermedades complejas. Esa relación investigativa-empresarial ha repercutido en un aumento de la inversión en I+D, lo que ha acelerado el desarrollo de los proyectos y disparado la obtención de logros, materializados a través de novedosos productos farmacológicos.

Siguiendo esa espiral positiva que implica la vinculación entre investigadores e inversión empresarial es como España ha logrado posicionarse como líder mundial en el desarrollo de fármacos derivados de microorganismos marinos aplicados al estudio o tratamiento de enfermedades, en especial del cáncer.

La empresa madrileña PharmaMar, filial de la compañía gallega Zeltia, está trabajando en el desarrollo de una serie de interesantes compuestos, algunos con actividad antitumoral, derivados de organismos marinos. Por otro lado, desde el Grupo de Patología de Organismos Marinos del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Vigo) han descubierto recientemente una nueva clase de péptidos antimicrobianos en el mejillón, llamada myticina C que se podría aplicar a la lucha contra las enfermedades en animales y humanos.

La Biotecnología Marina nos hace poner la esperanza en el mar, ya que además de servir de "despensa" para la pesca y la acuicultura, nos puede ofrecer sorpresas que ayuden a la ciencia en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades que tanto afectan a la humanidad. Justamente esa es la verdadera misión de la ciencia.

Otro de los ejemplos de éxito que nos ofrece el desarrollo de la Biotecnología Marina, pero a nivel internacional, es el de Osamu Shimomura, un químico orgánico y biólogo marino japonés galardonado con el Premio Nobel de Química en 2008 por el descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente (GFP). El científico mostró su fascinación por la química de la bioluminiscencia y entre las décadas de 1960 y 1970 recogió más de un millón de medusas en el estado de Washington. Dedicó los siguientes 40 años a examinar de forma meticulosa las proteínas encargadas del brillo y encontró una proteína, la aecuorina, que producía luz azul, la cual posteriormente era convertida en luz verde por la acción de una proteína fluorescente verde (o GFP).

Con técnicas de biología molecular, al alcance de cualquier laboratorio, se puede unir el gen de la GFP al gen de la proteína que se desee, de tal forma que la célula que incorpore esta construcción expresará una proteína en la que se ha añadido la GFP a su secuencia original. Esto permite a los investigadores "ver" (literalmente) como una bacteria interactúa con el sistema inmune o comprobar si un tratamiento contra el cáncer es eficaz.

La importancia de los Centros de Investigación en el apoyo al desarrollo del negocio

España cuenta con una amplia red de centros de investigación distribuidos en diferentes regiones del país, determinadas por la importancia de su biodiversidad marina. Sobre estos centros es que sostiene el desarrollo de la Biotecnología Marina como actividad económica y la promoción de España como país receptor de inversiones y captación de negocios. Esto ocurre porque la imagen y el prestigio internacional de un sector de alto grado de Innovación, como es la Biotecnología Marina, están representados por sus universidades y centros de investigación. En ese sentido, en la excelencia de estos centros de investigación es que encontramos la respuesta a que la Biotecnología española se encuentre posicionada entre las 10 más importantes del mundo.

El prestigio y la reputación científica del sector se sostiene principalmente sobre 5 centros de investigación punta, que son los ejes principales a nivel nacional y desde donde se canalizan las principales acciones de I+D:

• Centro de Biotecnología Marina de Las Palmas de Gran Canaria.
• Universidad de Huelva.
• Instituto de Investigaciones Marinas.
• Centros del Instituto Español de Oceanografía.
• Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía.

El Centro de Biotecnología Marina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria está constituido por dos líneas de investigación, el Grupo de Algología Aplicada (GAA), fundado en 1987, cuya principal línea de investigación es la Agronomía Marina; y el grupo de Oceanografía Biológica, creado en 1984, que se encarga del estudio de la distribución, metabolismo y relaciones tróficas de las comunidades planctónicas y su interacción con procesos físicos. Además cuenta con el Banco Nacional de Algas, creado en 2001, que ha iniciado el proceso de acreditación como Institución Internacional de Depósito, según el Tratado de Budapest. El BNA tiene como objetivo ofertar los servicios de aislamiento, identificación y mantenimiento de los diferentes microorganismos acuáticos, con la finalidad de fomentar la investigación científica básica y aplicada de la región.
La Universidad de Huelva cuenta con el Centro Internacional de Estudios y Convenciones Ecológicas y Medioambientales (CIECEM), que es un Centro del Plan Andaluz de Investigación. Cuenta con una división de investigación dedicada a la Biología Acuática, que se encarga de dar asistencia, supervisar y desarrollar proyectos de control biológico en la cuenca hidrográfica del Guadalquivir, de la del río Múrtigas, así como de las riberas sobresalientes en las provincias de Huelva y Sevilla. También tiene una división que se ocupa de la producción de microalgas mediante tecnología eficiente, como es la energía solar.

Por su parte, el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se creó en 1951 como laboratorio costero dependiente del Instituto de Investigaciones Pesqueras de Barcelona, para luego independizarse en 1978. El IIM está adscrito a dos Áreas Científico-Técnicas: Recursos Naturales; Ciencia y Tecnología de Alimentos, que se estructuran en 4 departamentos: Oceanografía, Recursos y Ecología Marina, Biotecnología y Acuicultura, y Tecnología de los Alimentos. En líneas generales el IIM se dedica especialmente a la comprensión global de los ecosistemas marítimos, la fisiología y las enfermedades de organismos acuáticos cultivados, los problemas ambientales generados por actividades humanas en áreas costeras y el empleo de recursos marinos para el consumo humano.

Con respecto al Instituto Español de Oceanografía (IEO), es un organismo público de investigación (OPI), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, dedicado a la investigación en ciencias del mar, especialmente en lo relacionado con el conocimiento científico de los océanos, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y el medio ambiente marino. El IEO representa a España en la mayoría de los foros científicos y tecnológicos internacionales relacionados con el mar y sus recursos. Cuenta con 9 centros distribuidos por todo el país: Madrid, que es la sede Central; Centro Oceanográfico de Santander, que dispone de una planta experimental de cultivos de peces y algas en El Bocal; Centro Oceanográfico de Baleares, en Palma de Mallorca; Centro Oceanográfico de Málaga, en Fuengirola; Centro Oceanográfico de Cádiz; Centro Oceanográfico de Vigo, que dispone de una planta experimental de cultivo de peces; Centro Oceanográfico de A Coruña; Centro Oceanográfico de Canarias, en Santa Cruz de Tenerife, que dispone de una planta experimental de cultivos marinos; Centro Oceanográfico de Gijón; y
Centro Oceanográfico de Murcia, en San Pedro del Pinatar.
Finalmente está el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que centra sus investigaciones en el medio marino del Golfo de Cádiz. Sus actividades investigadoras comprenden: Determinar las condiciones óptimas para el cultivo y explotación de especies marinas de interés económico; conocer la fisiología, metabolismo y nutrición de las especies de interés acuícola; conocer la biología y dinámica de peces e invertebrados explotados en acuicultura; investigar las patologías infecciosas y no infecciosas de peces, moluscos y crustáceos de interés comercial; conocer los procesos implicados en los flujos de materia orgánica y regeneración de nutrientes; investigar la distribución, destino y mecanismos implicados en los procesos de contaminación; y conocer la fisiología y bioquímica de microalgas marinas.

El prometedor negocio de la Biotecnología Marina en España

El sector biotecnológico español en general está mostrando tasas de crecimiento superiores al 20% anual durante los últimos 5 años, dando lugar a más de 200 empresas biotecnológicas, repartidas por toda la geografía española, siendo alguna de ellas líderes mundiales en sus respectivas áreas de investigación. Este alto crecimiento ha tenido un impacto directo sobre la creación de empleo, atracción de inversión extranjera y un mayor peso del sector en el producto interior bruto.
Al mismo tiempo, el sector farmacéutico en España, que es el principal cliente de la Biotecnología Marina, ha crecido entre un 3% y un 4% en 2009, alcanzando ventas por 126.000 millones de euros. Las empresas españolas del sector, lideradas por PharmaMar, ofrecen un alto nivel de conocimiento, talento de primer nivel y excelentes capacidades para el desarrollo de proyectos en Biotecnología Marina, un sector que se ha vuelto un polo atractivo de inversión en nuestro país.

España, a través de sus empresas locales, ya ha comenzado a crear valor a partir de la Biotecnología Marina y el país está abierto a desarrollar nuevos proyectos innovadores con inversores extranjeros. Al ser un país rodeado de mar, posee una larga experiencia en biología marina, y el conocimiento de su biodiversidad es un gran atractivo para cualquier iniciativa de I+D en el sector.
En particular, España es uno de los países europeos con mayor potencial para el desarrollo del cultivo de algas como nuevo sector agro-industrial. La existencia de un Banco Nacional de Algas, como el que existe en el Centro de Biotecnología Marina de Las Palmas, es una herramienta-servicio fundamental para su desarrollo, teniendo en cuenta el papel determinante que juega en sectores vitales de la economía nacional como son el turismo, la pesca y el marisqueo, los cultivos marinos, la reutilización de aguas, la salud publica y el medio ambiente. Además, existen empresas españolas en sectores de la acuicultura, la biotecnología, farmacéutica y nutriceútica y la agricultura ecológica que comienzan a desarrollar actividades industriales que precisan o se ven muy beneficiadas del soporte y los servicios de un Banco Nacional de Algas.

En la actual situación económica, los inversores son reacios a invertir dinero en negocios que perciben como de alto riesgo, no es de extrañar, dado que los mercados financieros están viviendo una de las peores contracciones de las últimas décadas. Es destacable el caso de la crisis financiera que atacó este año a las compañías biotecnológicas británicas, que tuvieron que agruparse para reclamar al gobierno la creación de dos fondos de 500 millones de libras para evitar el colapso del sector en Gran Bretaña. Uno de los fondos debería ser constituido por capital riesgo e inversores privados para financiar a las empresas de mayor tamaño, el otro tenía que ser asumido por el Estado para ayudar a las empresas emergentes (lo que implica hacer las inversiones más arriesgadas).

La razón para pedir estos fondos estriba en la difícil situación de muchas empresas biotech británicas que están encontrando una gran dificultad para tener financiación, por eso calculan que cerca de 400 empresas podrían quebrar hacia final de año si no consiguen fondos. El sector cuenta con una larga tradición y un amplio desarrollo en Reino Unido, donde da trabajo a más de 15.000 personas.

La situación en Europa continental es distinta por varios motivos: Para empezar, el Reino Unido tiene una economía muy vinculada a la de Estados Unidos, mucho más que el resto de los países europeos. Por otro lado, los bancos ingleses están en general mal gestionados y con problemas de regulación, por ello es que están muy afectados por la contracción de los mercados financieros, lo que le genera grandes dificultades al sector biotech británico.
Sin embargo, en el resto de Europa la situación las cosas no van tan mal, al menos de momento. Si hablamos de España, nuestro principal problema es el estallido de la burbuja inmobiliaria que está afectando al sector financiero pero de una forma mucho más suave gracias a la estricta regulación que el Banco de España ha hecho a lo largo de los últimos 20 años. Además, contamos con un excelente sector bancario, que son modelos internacionales de transparencia y gestión empresarial, como el Banco Santander o el BBVA.

Aún así no se puede estar ciento por ciento tranquilos, ya que -aunque hay síntomas de recuperación- la situación económica no es estable y no hay certezas de cuando comenzará la recuperación. En todo caso, si acaso llegara a empeorar, el sector biotecnológico español verá las consecuencias más tarde y serán menos duras que en otros países del resto de Europa. Las empresas del sector no están teniendo tantos problemas a la hora de conseguir fondos para abordar proyectos de innovación, claro que nuestra incipiente industria biotecnológica no tiene nada que ver con la británica y, en esta ocasión, el tamaño juega a nuestro favor.

Proyecciones a futuro

Hay numerosas regiones en Europa que cuentan con gran riqueza marina y son claves para el desarrollo potencial de Biotecnología Marina, basta con decir que la UE tiene unos 89.000 km. de costa y casi la mitad de sus ciudadanos vive a una distancia del mar inferior a 50 km.

Las regiones mas destacadas en biodiversidad marina son desde la región alemana del Bajo Weser (Baja Sajonia), en el Norte, hasta Andalucía, en el Sur; y desde Escocia, en el Oeste, a la región francesa de Provenza-Alpes-Costa Azul, en el Este.

Históricamente, las regiones y ciudades situadas a lo largo de las costas de toda Europa han tenido como principales fuentes de ingresos la pesca y la construcción naval, esenciales para mantener las tasas de empleo. El brusco descenso en la actividad de estos sectores de la industria en los últimos años ha situado a las comunidades costeras frente a una grave crisis económica que ha generado un alto índice de desempleo.
Los proyectos relacionados con Biotecnología Marina presentan un potencial que puede llegar a ser crucial para reactivar estas ciudades costeras. Mediante la puesta en marcha de una serie de programas de colaboración en los que participen tanto investigadores como empresas se puede ayudar a las comunidades implicadas a adoptar la Biotecnología Marina como otra alternativa para generar riqueza.

Además de cubrir más del 70% de la superficie de la Tierra, los mares y océanos albergan el 90 % de todas las especies vivientes, pese a lo cual su enorme potencial sigue estando relativamente infrautilizado y sin explotar. La Biotecnología Marina constituye un decidido intento de explorar esta biosfera y hacer uso de la propia tecnología de la naturaleza para producir bienes y servicios para beneficio de las sociedades.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha han demostrado que el mar es un medio extraordinariamente rico en organismos que ofrecen nuevos materiales biológicos y presentan procesos metabólicos únicos, lo que significa un inmenso campo de oportunidades para la investigación científica y el desarrollo de nuevos productos farmacológicos o componentes de gran valor comercial para el sector alimenticio, cosmético o bioenergético, entre otros.

Según el informe "Marine Industries Global Market Analysis", los beneficios económicos que la Biotecnología Marina puede generar a escala mundial se elevan a unos 2.200 millones de euros, aunque probablemente se haya subestimado la cifra, ya que en este cálculo no se han tenido en cuenta algunos sectores industriales importantes como la acuicultura, la producción de algas marinas y la industria de transformación mediante biorremediación. De ese modo, las previsiones para los próximos 5 años superan fácilmente los 2.600 millones de euros anuales.

La UE tiene el firme propósito de concienciar a sus ciudadanos del potencial de la biotecnología y las ciencias marinas para generar nuevos conocimientos, mejorar la competitividad industrial y estimular el crecimiento económico. Sin embargo, muchas regiones marítimas interesadas en reorientar sus recursos hacia este sector se han encontrado con problemas de diversa índole, entre los que a menudo está la falta de información sobre las iniciativas de investigación llevadas a cabo en otras regiones. A esto se añade, a veces, la escasa colaboración entre regiones, así como una inadecuada difusión de los resultados de las investigaciones.

Más allá de la fragmentación o la poca difusión del conocimiento acerca de la Biotecnología Marina, todas las regiones españolas y europeas relacionadas con el sector comparten algo fundamental: el convencimiento de que la Biotecnología Marina podría proporcionar a sus debilitadas economías el impulso que tanto necesitan, sobre todo bajo la crisis actual.