En una acuicultura sostenible la dieta de los peces debe ser vegetariana

Lunes, 24 Febrero, 2014

La acuicultura es una industria que crece rápidamente, se calcula que en el año 2030, un 62% del pescado que se consuma en el mundo se obtendrá de los peces de cultivo, y países como China se van a colocar en los primeros puestos en la producción de pescado de acuicultura, así lo considera el Banco Mundial en su informe titulado Fish to 2030: Prospects for Fisheries and Aquaculture.

La acuicultura es una alternativa a la pesca tradicional o comercial, pero los peces de granja se deben alimentar y la mayoría de las especies que se producen son alimentadas con otras especies que se obtienen de los mares, las consideradas pescado forraje (algunas con valor comercial). Esto afecta a la cadena trófica y la sostenibilidad de la acuicultura desaparece. Esto se sabe desde hace tiempo, por eso los investigadores han estado trabajando para tratar de introducir otro tipo de dietas en la alimentación de los peces de acuicultura. Los expertos consideran que en una acuicultura sostenible, la dieta de los peces debe ser vegetariana.

Una buena parte de pescados como las sardinas o las anchoas no terminan en la mesa de los consumidores, son especies que se utilizan para elaborar el pienso con el que se alimenta a los peces de acuicultura. Millones de toneladas de pescados salvajes son capturados para alimentar a otras especies de piscifactoría como el salmón, en algunos casos, son necesarios tres kilos de pescado salvaje para producir poco menos de 1/2 kilo de peescado de acuicultura, por lo que los números no reflejan la sostenibilidad que se busca. Algunos de los problemas de la acuicultura son la contaminación, la ineficiencia, la baja productividad y el sabor, en este sentido os recomendamos retomar la lectura del post Dan Barber y el pescado sostenible.

El caso es que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha estado trabajando durante la última década en el desarrollo de dietas alternativas que fueran sostenibles y eficaces, se han desarrollado todo tipo de formulaciones utilizando especies vegetales, derivados de animales terrestres, organismos como algas, bacterias o levaduras, etc. Este departamento ha demostrado que especies de peces carnívoros como la trucha arco iris, el salmón Atlántico, la trucha alpina o el lucioperca, entre otras, pueden obtener los nutrientes necesarios a partir de las fuentes alimentarias indicadas, sin necesidad de utilizar en la alimentación pescados salvajes.

Los expertos del USDA explican que los peces no necesitan alimentos específicos, sino más bien nutrientes concretos que les permitan mantenerse saludables, una combinación de ácidos grasos, minerales, vitaminas y aminoácidos que se pueden obtener de fuentes alimentarias alternativas a los pescados salvajes. Por tanto, no es descabellada la idea de transformar peces carnívoros en peces vegetarianos. Claro, aparecen otros problemas como la rentabilidad, puede resultar mucho más caro alimentar a los peces de cultivo con una dieta vegetariana, que utilizar el pescado forraje, de ahí que se sigan utilizando especies salvajes para elaborar los piensos con los que se alimenta a los peces de acuicultura.

Algunos expertos advierten que se están agotando los recursos de los océanos con tal de obtener una proteína barata que se destina a la elaboración de piensos para peces y para animales de corral, dado que la acuicultura tiene un crecimiento muy significativo, y según las previsiones de producción para el año 2030, es necesario utilizar en esta industria una dieta basada en alimentos vegetales, algo que evitaría la captura masiva de peces salvajes y la alteración de la cadena trófica.

La acuicultura será parte esencial en la solución a la seguridad alimentaria mundial, pero debe ser totalmente sostenible, por ello se invita a las empresas del sector a mejorar sus prácticas, realizar inversiones en investigación que permitan desarrollar dietas sostenibles, eficaces y capaces de satisfacer las necesidades nutricionales de los peces de cultivo. Atrás debe quedar el uso de harinas de pescado, algo que en su momento fue fácil de utilizar sin que se analizaran las necesidades nutricionales de los peces.