El sector acuícola español acusa a Grecia de dar ayudas irregulares a sus productores

Lunes, 8 Agosto, 2011

La industria acuícola española acumula varios años de estancamiento y los propios productores reconocen que en los últimos ejercicios han perdido competitividad frente a terceros países. Los factores que provocan esta situación son tanto internos -derivados de la forma de trabajar del sector- como externos, ajenos a la industria. Entre estos últimos, las empresas españolas destacan las ayudas "irregulares" que algunos países conceden a su industria y que provocan que tengan un mayor margen de maniobra para lograr que su actividad sea rentable. Los productores españoles centran su denuncia en Grecia y Turquía, países que conceden subsidios a un sector que después comercializa el pescado obtenido en el mercado comunitario, algo que consideran "competencia desleal".

"Grecia permite sistemáticamente apoyos irregulares a sus empresas de acuicultura y las hace prácticamente inmunes a las quiebras. Ocurre con sus normas sobre concursos de acreedores, con la distribución de subvenciones del Fondo Europeo de la Pesca, con la asignación irregular de autorizaciones administrativas para realizar la actividad o con su poco transparente sistema bancario y bursátil", explica la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (Apromar) en su informe La acuicultura marina de peces en España 2011, publicado recientemente.
En el caso de Turquía, la industria española denuncia que el Gobierno turco incentiva el cultivo de peces, para su posterior venta en la UE, con subsidios directos a la producción y la exportación. "Estas ayudas permiten a los empresarios turcos vender sus productos a precios muy bajos y aún así obtener beneficios mientras dañan considerablemente la producción europea de trucha, dorada y lubina", reza el escrito de Apromar, en el que la asociación analiza los retos de futuro del sector.
Entre las dificultades que afrontan, las compañías acuícolas incluyen también las siguientes:

Desigualdades en el mercado. La industria asegura que las firmas españolas son eficientes y que podrían ser "plenamente competitivas" si hubiese igualdad de oportunidades en los mercados tanto a la hora de obtener los productos como en el momento de su comercialización. El sector explica que debe someterse a unas "muy estrictas" normas sobre cuestiones como los ingredientes de los piensos, el impacto medioambiental, el bienestar de los peces o la seguridad alimentaria. Además, recuerda los mayores costes de producción derivados del estado del bienestar, como la relación con los trabajadores y con la sociedad. "Estas normas tienen sentido en su origen pero dejan de tenerlo cuando se llevan a extremos injustificados o cuando se comparan con las que deben asumir los productores en terceros países", señala la patronal acuícola.

Nuevas localizaciones. Los productores españoles critican el marco normativo actual porque dificulta la obtención de nuevas localizaciones o la ampliación de las existentes. "Esta limitación conduce al otorgamiento de localizaciones subóptimas, a una producción menos eficiente y a mermas en la competitividad", lamentan las empresas dedicadas a la acuicultura.

Trámites administrativos. La industria explica que la lentitud y complejidad de los trámites es "un coste" para las compañías y denuncia que no es "aceptable" una espera de varios años para tramitar una "simple" autorización administrativa para acuicultura cuando "debería tratarse de una cuestión de pocos meses".

Legislaciones autonómicas. El sector considera escasa la coordinación y la homogeneización en España entre las legislaciones autonómicas y reclama un esfuerzo para evitar la fragmentación del mercado. Las firmas asociadas a Apromar, sin embargo, reconocen que algunas de las dificultades que se encuentran a diario en su actividad están causadas por su propia forma de trabajar. Entre los principales retos de cara al futuro citan los siguientes:

Diversificación de la actividad. Los productores aseguran que disponer de varias líneas de negocio permite amortiguar los efectos de la mala marcha de alguna de ellas sin comprometer el futuro de la empresa. Entre las posibles fórmulas de actuación señalan la apertura a otros campos económicos o la producción de varias especies. "Esta estrategia ofrece un cierto control sobre los riesgos a los que se enfrentan las empresas de acuicultura", destaca Apromar.

Innovación. La industria entiende que las compañías que no avanzan en esta línea quedan "obsoletas" en pocos años. "Contar con un presupuesto para I+D+i no debe considerarse un lujo sino una necesidad y una inversión inaplazable", explican los productores españoles. Matizan, sin embargo, que el escaso margen económico de la mayor parte de las especies de acuicultura no contribuye a avanzar en innovación.

Nuevos mercados. El sector asegura que uno de los principales retos de futuro de las firmas españolas es dar el salto a otros países para vender sus productos. Reconoce que es un proceso complejo y que requiere años de trabajo pero asegura que los resultados suelen ser favorables.

Formación. Apromar considera que los trabajadores son uno de los elementos clave de la competitividad y de la sostenibilidad de la actividad. "La formación continua es una necesidad para asegurar que el personal cuenta en todo momento con los conocimientos necesarios", reza el informe de la asociación.

Promoción y comunicación. Los productores también califican deficiente el trabajo de las empresas para dar a conocer sus productos. Por ello, afirman que la promoción es obligada porque sino los resultados de ventas solo pueden ser positivos si están basados en precios muy bajos. "La comunicación y promoción desarrolladas por el sector de la acuicultura española es insuficiente y debe perseverarse en ellas", sentencia el informe de la industria.