Lunes, 14 Mayo, 2007
La comercialización de las lubinas se produce precisamente en esa etapa de su vida, hacia el segundo año de vida y, como es evidente, el incremento en tamaño y peso produce una mayor rentabilidad.
Por otro lado, el mecanismo impide también otro problema para los criadores de lubina: los machos precoces. En estos peces la precocidad puede alcanzar hasta un 30 por ciento de la población. Estos machos adelantados comienzan a desarrollar sus gónadas al primer año de vida, creciendo menos durante el segundo año de vida y haciéndose más susceptibles a las enfermedades.