El 50 por ciento del pescado que se consume en el mundo ya no es salvaje

Lunes, 29 Octubre, 2012

La mitad del pescado que se consume en el mundo ya no es salvaje, procede de acuicultura, una industria que, según la FAO, en los próximos años deberá aumentar en un 50 por ciento los casi 60 millones de toneladas que se producen actualmente para atender la demanda de la población.

La disminución de las capturas por la sobrepesca y el crecimiento de la poblacion mundial, cada vez más preocupada por incluir pescado en su dieta, marcan esta tendencia a favor del pescado de acuicultura, un producto que, en España, como en Europa, ve sin embargo en los últimos años estancada su actividad.

Las más de 5.000 instalaciones de acuicultura que existen en España ven "con cierta envidia" el ritmo de sus competidoras extracomunitarias, que, con condiciones "menos exigentes que las europeas" en aspectos como el cuidado del medio ambiente, la sanidad y el bienestar animal o las condiciones laborales de los trabajadores, están experimentando un crecimiento anual de un 8 por ciento, según ha explicado a EFE Javier Remiro, director gerente de la Fundación Observatorio Español de Acuicultura (OESA).

Las instalaciones españolas tienen dificultades para competir con los precios en el mercado y han visto como su producción ha disminuido en el último año alrededor de un cinco por ciento, mientras ven como aumentan las importaciones.

Un estudio de la Fundación OESA ha determinado que "a partir del del mes de abril" el pescado de acuicultura que consumidos en España (un treinta por ciento del total del pescado nacional) procede ya de importaciones, señala el director de este organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente.

El reto es, según dice, fomentar que el país pueda autoabastecerse de la acuicultura nacional, una actividad que hunde sus orígenes en el siglo XIX, cuando en 1866 se creó el primer laboratorio y la primera piscifactoría española, en el Monasterio de Piedra (Aragón) y que hoy cuenta con más de quinientos investigadores dedicados a su innovación en el sector en 40 centros públicos y 28 universidades.

La Fundación OESA se afana en difundir el esfuerzo que la acuicultura española realiza para obtener la mejor calidad.

Cuidar de estos peces, dicen, requiere de un esfuerzo importante porque tienen un ciclo de vida largo. Por ejemplo una dorada puede estar dos años en instalaciones de acuicultura antes de llegar al mercado, un periodo en el que, según Remiro, los profesionales se preocupan de darle "los mejores piensos" o de que viva con "la mejor calidad de agua".

Remiro asegura que en términos nutricionales" la diferencia entre un producto de acuicultura y uno salvaje "es muy escasa".

De hecho explica que se han realizado estudios en los que, en catas a ciegas, expertos catadores "no encuentran diferencias" entre una dorada salvaje y una de acuicultura e incluso hay veces en los que ésta última ha sido elegida.

"Si analizamos las propiedades, una dorada de acuicultura compite en mejores condiciones porque tiene garantizada la mejor calidad de agua, vacunas contra riegos al aire libre. Está en una situación de privilegio con respecto a una salvaje", asegura.

La acuicultura en España cuenta con espacios privilegiados, como los esteros de Andalucía en los que se aprovechan zonas naturales como las salinas y humedales, para el cultivo de peces, que viven en en ellos desde que tienen peso suficiente, unos diez gramos.

Previamente han pasado por criaderos como los que tiene la empresa CUPIMAR en la Bahía de Cádiz, donde los alevines de dorada y lubina están, desde su nacimiento, unos tres o cuatro meses, y son vacunados para garantizar y viven en agua de mar filtrada, sin patógenos, y clasificados por peso y posibilidades de desarrollo, con unos sistemas en los que, según dicen sus responsables, "intentamos manejarlos lo menos posible, evitarles estrés, para que los peces crezcan sanos y alegres".