Crece la acuicultura del atún rojo

Miércoles, 12 Noviembre, 2014

La recuperación del atún rojo en el Mediterráneo augura un incremento de las cuotas de pesca autorizadas; España, con el 20 por ciento del total comunitario, aboga por duplicar la parte europea hasta las 23.500 toneladas en la reunión internacional que lo decidirá a mediados de noviembre. Y las granjas de acuicultura aumentan su capacidad.

A finales de la pasada década, la industria pesquera del atún rojo afrontaba una grave crisis. La aplicación de modernas y eficientes técnicas de pesca, con redes de cerco, habían llevado a la especie a una situación considerada insostenible por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico -Iccat son sus siglas en inglés-. "En el Mediterráneo había 400 buques faenando sin ningún tipo de límite ni control" comenta Juan Serrano, director general del Grupo Balfegó, uno de los líderes del sector en España, con una facturación de 39 millones de euros el último ejercicio.

De acuerdo con los datos del citado organismo internacional, en 2007 se pudieron pescar unas 60.000 toneladas de atún rojo en el Mediterráneo, la mitad de forma ilegal, para satisfacer un mercado global liderado por Japón, que consume todo el que se le suministre.

La situación dio como resultado la imposición de un Plan de Recuperación de la especie ese mismo 2007, con cuotas de pesca muy restrictivas y otras medidas, como fijar una talla mínima para las capturas. Su efecto directo fue una severa reducción de las flotas que faenaban en el Mediterráneo: "afectó a todos los países ribereños; hay muchos menos barcos y sólo se autoriza la pesca durante un mes al año" sigue Serrano.

La cuota española actual, de 2.500 toneladas, representa un 20 por ciento del total comunitario, pero es un tercio de la que había en 2006. Nuestra flota es de 774 barcos, de los que sólo seis -los mismos que en 2007- se dedican a la pesca de cerco; están en L'Ametlla de Mar, Tarragona, patria chica de Balfegó. El resto son pequeñas embarcaciones o practican el palangre, sin olvidar las ancestrales almadrabas.

En el puñado de años que han pasado, la situación ha dado un vuelco; hasta la ONG más beligerante con la situación, WWF, considera que el atún rojo ha salido de la UVI: "Ya no está en peligro, gracias al actual Plan de Recuperación", declaraba recientemente Sergi Tudela, el responsable de pesca de la organización en el Mediterráneo.

Su postura contrasta con la de Juan José Navarro, adjunto a la dirección de Balfegó, quien critica duramente el modo en que se valoraron los análisis científicos del Iccat: "la recuperación del atún rojo no puede deberse a las restricciones impuestas, porque, en el caso de que estuviera tan mal como se decía, a la especie no le habría dado tiempo a recuperarse".

Navarro no duda en acusar a la saliente comisaria europea de Pesca, María Damanaki, de falta de rigor y de ser directamente responsable de las drásticas reducciones negociadas por la UE en el Iccat.

Duplicar la cuota pesquera comunitaria

Sea como fuere, la ministra española del ramo, García Tejerina, ha solicitado a la Comisión Europea que reclame la duplicación de la cuota comunitaria actual en la reunión del Iccat que tendrá lugar entre el 10 y el 17 de noviembre en Génova. García Tejerina ha pedido llegar hasta las 23.500 toneladas anuales en 2016, desde las 13.000 toneladas actuales.

El incremento planteado por el Gobierno resulta escaso para Belfagó, que considera que se podría establecer una cuota de 30.000 toneladas y, asumiendo la propuesta del Gobierno, preferiría que se aplicase inmediatamente de un modo escalonado, 5.000 toneladas este 2015 y otras 5.000 en 2016. Además, propone elaborar un Plan de Gestión de la especie que sustituya al actual Plan de Recuperación, habida cuenta de los buenos datos: el Iccat incide en que se puede aumentar su explotación sin amenazar su existencia.

Balfegó cree que su experiencia avala la recuperación: este año ha comprado 400 toneladas en derechos de pesca al arte del cebo vivo vasco y al palangre de Almería, y ha dispuesto de una cuota total de 1.400 toneladas. Pues bien, cubrió el cupo en un solo día de faena. Por muy eficiente que sea la pesca de cerco, y por muchas facilidades que dé el atún en las labores -se rodean los bancos totalmente con las redes; no hay descartes-, en 2013 necesitó siete días de los 30 de plazo que tiene autorizados.

La empresa considera que este Plan de Gestión debería mantener las medidas aprobadas, como la talla mínima, las limitaciones temporales y la presencia de inspectores en barcos, granjas y puertos. Como novedad, se incorporarían mecanismos telemáticos para controlar las capturas y se reforzarían las inspecciones y las sanciones a las redes comerciales, que todavía toleran la actividad ilegal. "Fuimos los primeros en proponer medidas de gestión y control -dice Serrano orgulloso- para eliminar la ilegalidad; las admitieron y están en vigor".

Balfegó fue la primera empresa en trazar electrónicamente cada atún y cuenta con un sello demostrativo. El proceso de control y la adaptación a la nueva regulación le ha exigido invertir alrededor de medio millón de euros.

Granjas: peces frescos todo el año

Las granjas de atún rojo en España son cosa reciente. La primera se instaló en Cartagena en 1995 y la otra existente, de Balfegó, se montó en 2004. Situada a 2,5 millas de la costa y en una zona con 40 metros de lámina de agua -"cuando las construimos nos obligaron a realizar un estudio arqueológico", comenta la empresa un tanto desazonada-, sirven para mantener el pescado vivo y suministrarlo fresco durante todo el año.

Una vez se ha capturado con el sistema de cerco, se transfiere a la granja y se le alimenta y engorda hasta la comercialización, algo que le viene muy bien al futuro manjar: "Cuando entra en el Mediterráneo, el atún ha dedicado la mayoría de su energía a reproducirse y en la granja la recupera; lo normal es que en cuatro meses gane un 15 ó un 20 por ciento del peso, aunque éste, en los ejemplares pequeños, de 30 kilogramos, puede llegar a doblarse".

En la actualidad, la granja de Balfegó tiene una capacidad de 2.500 toneladas antes del engorde, tras una inversión de un millón de euros acometida hace un año. Los turistas las visitan y pueden, si quieren, nadar entre los atunes.

La compañía destina el 75 por ciento de la producción al mercado internacional y está diversificándolo; Japón, con el 65 por ciento, es la referencia, pero ya vende en EE UU -principal destino del producto fresco-, Corea, Abu Dhabi, China, Noruega? La próxima meta es Brasil. A pesar de la crisis, Balfegó ha conseguido aumentar su plantilla de 88 a 150 trabajadores; si se acepta la propuesta española de incremento de la cuota comunitaria, prevé un aumento de las ventas del 37 por ciento.