Claves para consumir pescado sostenible de acuicultura

Jueves, 10 Octubre, 2013

La cría en cautividad de especies acuáticas (acuicultura) supone casi la mitad de la producción mundial de pescado. El rápido crecimiento de este sector ha supuesto que en algunas ocasiones la calidad o el respeto al medio ambiente y las condiciones laborales no sean las deseables. La acuicultura sostenible certificada se presenta como una posible solución. Este artículo explica por qué consumir productos de acuicultura sostenible y describe los certificados de acuicultura sostenible y sus limitaciones.

Por qué consumir productos de acuicultura sostenible

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señalaba en un informe que, en 2010, la acuicultura ya suponía el 47% de la producción mundial de especies comestibles. En España, proporciona más de la cuarta parte de la pesca total, según la Fundación Observatorio Español de la Acuicultura (OESA). El informe de la FAO vaticinaba, además, que la pesca mundial se estancará en los próximos 30 años y la acuicultura será la única opción para satisfacer la creciente demanda de pescado.

El rápido crecimiento de este sector ha traído también algunos inconvenientes. "Ciertos cultivos, como la tilapia o el panga, generan problemas, sobre todo ambientales, y también sociales. Mucha acuicultura se desarrolla en zonas rurales y con un desarrollo muy escaso", explica Javier Remiro, director gerente de la OESA.

Una posible solución son los certificados de acuicultura sostenible. Según Remiro, "representan una oportunidad para estas especies en el ojo del huracán de la acuicultura mundial". Los certificados implican una forma de cultivo de calidad respetuosa con el medio ambiente, las especies producidas y los trabajadores de las instalaciones.

La acuicultura sostenible es, además, una forma de ofrecer a los consumidores productos de calidad y con un valor añadido. José Luis Muñoz, del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA), recuerda el estancamiento de la producción acuícola en la Unión Europea (UE) frente al alto crecimiento del resto del mundo, en especial de Asia y Sudamérica. Por ello, según este experto, "es necesario diferenciar los productos de bajo precio importados desde terceros países, producidos en unas condiciones que no siempre garantizan las condiciones sanitarias y ambientales deseables, de la producción europea que ofrezca una certificación de calidad y, por consiguiente, un valor añadido". La UE ha puesto en marcha diversas normativas y planes para fomentar la acuicultura sostenible, como el proyecto SustainAqua.
Certificados de acuicultura sostenible

Diversas instituciones y ONG internacionales promueven estos certificados:

Aquaculture Stewardship Council o Consejo para la Certificación de la Acuicultura (ASC): fundado en 2010 por las ONG WWF e IDH (Iniciativa de Comercio Sostenible Holandesa), pretende ser un certificado y etiquetado de referencia para aumentar la acuicultura sostenible en todo el mundo. Sus responsables trabajan con toda la cadena productiva para garantizar la sostenibilidad de los productos que llegan a los consumidores con el sello ASC. Siete países productores cuentan ya con certificados ASC (Costa Rica, Ecuador, Honduras, Indonesia, Malasia, Taiwán y Vietnam), y hay aprobados 497 productos de 13 especies.

Friend of the Sea o Amigo del Mar: creado en 2006 por Paolo Bray, director europeo de Dolphin-Safe, un proyecto que ha evitado la muerte de millones de delfines en las redes para atunes, según sus impulsores. Su objetivo es ser un certificado internacional de productos de acuicultura y de pesca sostenible. Sus responsables siguen las directrices de la FAO para el ecoetiquetado de Pescado y Productos Pesqueros de la Captura Salvaje Marina. En concreto, solo certifican productos de poblaciones no sobreexplotadas. Varias empresas y pesquerías de todo el mundo, como Tasmania, Chile, Canadá, Vietnam, Noruega o Madagascar, lo utilizan. Su página web ofrece un buscador con los productores, distribuidores y especies certificados.

Otros certificados ecológicos y sostenibles: como la certificación ISO 14000, aplicada a nivel mundial para todas las empresas, no solo acuícolas, o el certificado EMAS europeo. Según el experto de la OESA, "la mayor parte de las empresas de acuicultura españolas cuentan con una de las dos". Asimismo, hay certificaciones privadas, como la ecológica u orgánica, o las denominaciones de origen, que también incluyen aspectos sociales, concluye Remiro.

Limitaciones de los certificados

Un reciente estudio de la revista 'Science' reconoce la contribución de la certificación a la producción sostenible, pero con "serias limitaciones". Entre ellas, según sus autores, un equipo internacional de investigadores, su limitado volumen: solo el 4,6% de la producción acuícola global está certificada, con una demanda reducida a EE.UU. y la UE, mientras la mayoría del consumo de pescados y mariscos se realiza en otros mercados. Además, los autores apuntan una reducida capacidad de alcance, en particular de pequeños productores del Sur, de donde proviene la gran mayoría de la producción mundial.

Javier Remiro explica que estas certificaciones llevan poco tiempo y abordan especies muy concretas, que a priori generaban mayores problemas: "Está por ver cómo promoverán mejoras sociales, laborales, ambientales, y económicas. Necesitan un trabajo muy exhaustivo con los agentes locales, pero también un enfoque más global".

Otro de los desafíos, según el responsable de la OESA, es trasladar al consumidor su valor añadido, para que estén dispuestos a pagar hasta un 25% o 30% más frente a los no certificados. "Es difícil y a veces controvertido, porque determinados productos no son mejores por ser certificados", asegura este experto.