Martes, 9 Marzo, 2010
El producto estrella de la piscicultura gallega, en el que la comunidad es líder mundial (al menos hasta que no se certifique oficialmente que China ya produce más), no ha sido capaz de esquivar la crisis. El contexto de recesión económica ha tumbado los precios del rodaballo, que se han desplomado cerca de un 40% de media desde que arrancó el verano del 2008, según apuntan fuentes del sector. «Se demandan menos casas, menos pantalones y también menos rodaballo», apunta Pablo García, director de Stolt Sea Farm.
Solo que en el caso del rodaballo esa menor demanda no se puede traducir en una bajada en el volumen de ventas. El producto no admite estocaje y tiene que salir al mercado en cuanto acaba su ciclo productivo, de dos años. Prolongar su estancia en la piscifactoría supondría la pérdida del pescado. Y el coste de poner en el mercado producto cuando el consumidor no lo demanda es igual a una caída de precio.
Caída de precios
Ese axioma fatal tuvo su máximo exponente en diciembre pasado, en plena temporada alta para el pescado. «De venderse en el verano del 2008 a nueve euros, incluso a diez, pasamos a comercializarlo a cinco euros el kilo», comenta el director de Stolt.
Y lo peor es que no prevén una mejora a corto plazo en la cotización. Al contrario, las empresas trabajan ya con presupuestos en los que el producto no se mueve por encima del entorno de los 5 o 6 euros. «Independientemente de repuntes puntuales, la cotización del rodaballo se mantendrá en torno a los 6 euros este año y el próximo», sostiene Pablo García. La persistencia de la crisis y, sobre todo, el previsible aumento de la oferta, al llegar al mercado gallego producción criada fuera de Galicia, es lo que sustenta la percepción de que el rodaballo seguirá barato en el mercado.
Es más, en el sector son ya conscientes de que habrá que acostumbrarse a vivir con esos precios». No es, desde luego, la primera crisis. «Hay ciclos mejores y peores». Y a mediados de los noventa también hubo una crisis en la que los precios estaban más o menos como ahora «y los costes de producción eran mucho más altos».
Falta de plan acuícola
De esa manera explica Pablo García que la caída en las cotizaciones no tiene por qué acabar con la acuicultura del rodaballo ni alterar los planes de las empresas; por lo menos, no las de Stolt Sea Farm, paralizadas más por la falta del plan acuícola de Galicia que por cuestiones empresariales. «Estamos en stand by a la espera de que se concrete cuál es el plan, porque actualmente no sabemos de manera segura los que se podrán tramitar», explica, pero asegura que la intención de Stolt es aumentar producción a pesar de las condiciones del mercado.
El director de la compañía acuícola sí cree que esta crisis de precios servirá para realizar una «selección natural». En este sentido, sostiene que «las granjas menos efectivas irán desapareciendo y se afianzarán las que mejor produzcan». De hecho, si Stolt puede aguantar este ciclo regresivo es porque tiene «una estructura financiera sólida, sin deuda, lo que le permite tomar las cosas con cierta tranquilidad».
Solo que en el caso del rodaballo esa menor demanda no se puede traducir en una bajada en el volumen de ventas. El producto no admite estocaje y tiene que salir al mercado en cuanto acaba su ciclo productivo, de dos años. Prolongar su estancia en la piscifactoría supondría la pérdida del pescado. Y el coste de poner en el mercado producto cuando el consumidor no lo demanda es igual a una caída de precio.
Caída de precios
Ese axioma fatal tuvo su máximo exponente en diciembre pasado, en plena temporada alta para el pescado. «De venderse en el verano del 2008 a nueve euros, incluso a diez, pasamos a comercializarlo a cinco euros el kilo», comenta el director de Stolt.
Y lo peor es que no prevén una mejora a corto plazo en la cotización. Al contrario, las empresas trabajan ya con presupuestos en los que el producto no se mueve por encima del entorno de los 5 o 6 euros. «Independientemente de repuntes puntuales, la cotización del rodaballo se mantendrá en torno a los 6 euros este año y el próximo», sostiene Pablo García. La persistencia de la crisis y, sobre todo, el previsible aumento de la oferta, al llegar al mercado gallego producción criada fuera de Galicia, es lo que sustenta la percepción de que el rodaballo seguirá barato en el mercado.
Es más, en el sector son ya conscientes de que habrá que acostumbrarse a vivir con esos precios». No es, desde luego, la primera crisis. «Hay ciclos mejores y peores». Y a mediados de los noventa también hubo una crisis en la que los precios estaban más o menos como ahora «y los costes de producción eran mucho más altos».
Falta de plan acuícola
De esa manera explica Pablo García que la caída en las cotizaciones no tiene por qué acabar con la acuicultura del rodaballo ni alterar los planes de las empresas; por lo menos, no las de Stolt Sea Farm, paralizadas más por la falta del plan acuícola de Galicia que por cuestiones empresariales. «Estamos en stand by a la espera de que se concrete cuál es el plan, porque actualmente no sabemos de manera segura los que se podrán tramitar», explica, pero asegura que la intención de Stolt es aumentar producción a pesar de las condiciones del mercado.
El director de la compañía acuícola sí cree que esta crisis de precios servirá para realizar una «selección natural». En este sentido, sostiene que «las granjas menos efectivas irán desapareciendo y se afianzarán las que mejor produzcan». De hecho, si Stolt puede aguantar este ciclo regresivo es porque tiene «una estructura financiera sólida, sin deuda, lo que le permite tomar las cosas con cierta tranquilidad».