ACUICULTURA - ESPAÑA: Expertos del CSIC recurren a la selección genética para obtener rodaballos más sabrosos

Lunes, 3 Agosto, 2009
Hace sólo unas décadas, la cría de rodaballos en cautividad se antojaba una utopía. La "segunda revolución" de la acuicultura se gesta ahora en los laboratorios del Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC) de Bouzas, cuyos expertos desarrollan herramientas de selección genética que permitirán la producción de ejemplares resistentes a enfermedades, con carne más sabrosa o aptos para consumidores con determinadas patologías.

"El objetivo final es la ganadería marina. Se trata de ver qué sucede en los procesos moleculares y utilizar este conocimiento para la domesticación de los rodaballos. Sabemos que unos ejemplares crecen más que otros o son más jugosos, pero queremos descubrir por qué. Aunque hay otros elementos que influyen, como la dieta, muchos factores se deben a los genes", apunta Antonio Figueras.

El investigador coordina desde Vigo el proyecto Aquagenomics, que aglutina a casi una veintena de grupos de alto nivel de otros centros españoles del CSIC y universidades como Santiago, Murcia o la Autónoma de Barcelona.

Sus estudios, que también incluyen experimentos con la lubina y la dorada, están financiados por el programa Consolider con seis millones de euros, tienen una duración de cinco años y supondrán "un punto de ventaja" para los investigadores y el sector de la acuicultura frente a otros países europeos.

Por ahora, el equipo de Investigaciones Marinas, en colaboración con científicos canadienses, ya ha generado el primer microarray o chip de ADN para localizar en rodaballos genes resistentes al nodavirus, una infección letal que afecta al cerebro de los ejemplares juveniles y causa mortalidades muy elevadas.

Los resultados han sido publicados en la revista "Fish & Shelfish Inmunology" dos años después de que la Universidad de Santiago revelase el mapa genético de la especie y permitirán seleccionar animales más resistentes y mejorar vacunas.

Un chip de ADN es una superficie de cristal que contiene "una de las hebras de cada gen" y a la que se añade material extraído de los peces para estudiar cómo reaccionan en contacto. Para ese primer estudio analizaron 1.920 genes de forma simultánea, pero el proyecto Aquagenomics ya ha alcanzado otro estadio. "Se mejora el microarray y la próxima vez analizaremos seis mil genes a la vez. Ahora estamos trabajando con familias de rodaballo con resistencia a patógenos y en su transmisión a otras generaciones", explica Figueras.

El estudio lleva un año en marcha y profundizará en la mejora de la respuesta a enfermedades, el crecimiento y la reproducción para su posterior transferencia al sector productivo. "Ya tenemos herramientas e infraestructuras. Estamos en buen camino, pero no es una tarea fácil", añade el científico.

Figueras alude a la acuicultura como el necesario "complemento" a la actividad pesquera: "Todo tiene su límite. Según la FAO, casi la mitad de las proteínas que se consumen son marinas. Está claro que la pesca ya no da abasto".

El experto también responde a las reticencias que produce la biogenética. "La selección dirigida es tan antigua como el hombre. Se ha hecho con animales como el cerdo o la gallina y con los vegetales. Además la trazabilidad de estos peces está garantizada", argumenta.

El proyecto se revela vital para el sector gallego del cultivo de rodaballo, que lidera el mercado mundial con una producción de seis mil toneladas anuales. Pero Figueras advierte que estos avances deberán ir acompañados de "una calidad de agua extrema" que, por ahora, no se cumple.