En los últimos años, se han reportado gran cantidad de casos de cambios desagradables en las características organolépticas y sensoriales de la carne de trucha. Este problema genera el rechazo comercial en mercados internacionales, principalmente europeos, y reduce considerablemente su valor económico en mercados nacionales. Este efecto se asocia principalmente, a la presencia de geosmina y 2-metilisoborneol en el agua de cría; contaminantes ambos, que están asociados al metabolismo de excreción de ciertos grupos microbianos, los cuales no están totalmente caracterizados. El presente proyecto busca como minimizar la aparición de este tipo de efectos organolépticos y sensoriales negativos sobre la trucha arcoíris, mediante el desarrollo e implantación de nuevas tecnologías de detección y eliminación de estos compuestos, centrándose en el desarrollo de un biofloc propio del entorno productivo de la empresa y en su adaptación e implantación industrial mediante la tecnología BFT.