Templado, José

Jueves, 10 Febrero, 2011

José Templado es especialista en biodiversidad marina desde hace más de tres décadas. Pero en los últimos años su trabajo se ha centrado en la investigación sobre especies y áreas marinas protegidas des del departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Esta línea de trabajo le ha llevado en la actualidad a contactar por primera vez con la acuicultura a través del proyecto Cero de la Fundación General del CSIC sobre especies amenazadas centrado, en este caso, en el estudio de la reproducción de la lapa en peligro de extinción Patella ferruginea. En este contexto el equipo de investigación del que forma parte tratará de obtener juveniles de esta especie mediante técnicas de acuicultura para restaurar poblaciones que pudieran sufrir las consecuencias de algún desastre natural.

¿Qué papel debe jugar la acuicultura a la hora de aliviar los stocks pesqueros y la sobreexplotación de los recursos marinos?

La acuicultura en el futuro tiene que desempeñar un papel importantísimo. Ya en el medio terrestre se pasó hace mucho tiempo de la época de los cazadores a la ganadería y, en el caso de la recogida de productos para la alimentación, a la agricultura. En el mar todavía estamos en la fase de los cazadores, que sería la pesca. Tiempos atrás se pensaba que los recursos marinos eran inagotables, pero el hombre se ha encargado de mostrar lo contrario. Muchos de los stocks pesqueros están en alarmante regresión. De ahí que cada vez haya que poner más vedas y restricciones. Pero al mismo tiempo la tecnología a su vez hace que los buques tengan un rendimiento enorme. Muchas veces los gestores nos dicen que la flota es menor pero en realidad el potencial de la flota es mucho mayor que antes. El discurso político va por un lado pero no todo está tan bien. Por ejemplo, muchos de los recursos pelágicos como atunes, sardinas y boquerones están en regresión. Por eso en el futuro la acuicultura será la base en la obtención de recursos.

En este sentido España ha logrado avances importantes en la reproducción en cautividad del atún rojo. ¿Considera que puede ser una solución futura para evitar la amenaza de la población salvaje?

La crianza del atún puede aliviar y compensar de alguna forma la falta de stock salvaje. Pero hay algunos problemas como el hecho de que para alimentar a un solo atún y que llegue a una talla comercial se requiere una  cantidad determinada de pescado pequeño debido a que el atún no es un pez que se pueda alimentar con piensos. Sin embargo, la demanda del mercado japonés compensa ese esfuerzo que hay que hacer. Por lo tanto, la cría en cautividad tiene ventajas e inconvenientes. Pero la investigación tiene  que avanzar para aumentar la efectividad y reducir los costos que supone el hecho de alimentarlos en cautividad.

¿Como cree que la acuicultura puede contribuir a fomentar la biodiversidad marina?

La acuicultura no tiene como finalidad aumentar la biodiversidad. De hecho, el número de especies que se cultivan es tremendamente reducido en relación al número de especies que existen en el mar. Sí tiene un efecto interesante en la búsqueda de nuevos recursos, que los hay seguros y a lo mejor más rentables de los que se están utilizando en la actualidad. Siempre tendemos a centrarnos en lo que ya conocemos y da un rendimiento, pero al final estamos trabajando con las mismas especies, pese a que en España tenemos una diversidad enorme. Resulta paradójico que estemos cultivando especies que no son propias de nuestras aguas.

¿A qué tipo de especies se refiere?

Por ejemplo, la almeja japonesa, ostras que provienen de otros lugares y la oreja de mar de California o Australia. En este último caso tenemos una oreja de mar o haliotis propio en Galicia y las islas Canarias que se podría explotar más. En cambio, nos centramos mucho en lo que conocemos como el mejillón. En este sentido el papel que España podría jugar sería la búsqueda de nuevos recursos, una utilización más amplia de nuestra rica biodiversidad. Por ejemplo, en Asia se emplean las algas como recurso alimenticio mientras aquí no se utiliza para nada.

Pero también influyen los hábitos del consumidor.

Es más bien una cuestión social. Cada zona geográfica tiene su cultura culinaria. Por ejemplo, las lapas es un recurso culinario muy típico en las Azores, Madeira y Canarias pero no en la península. En cambio el dátil de mar es un recurso muy usado en Baleares y en el sur de Cataluña y Castellón pero, sin embargo, en otras zonas no se consume. Incluso en los países de Sudamérica se asombran de que comamos peces planos o cefalópodos. La cuestión cultural tiene mucha influencia pero también es cuestión de examinar el mercado e introducir nuevos productos. La globalización tarde o temprano acabará no sólo en el ámbito económico sino en el cultural y culinario.

Precisamente usted forma parte del equipo que trabaja en la investigación de una especie específica de lapa en el marco del proyecto cero de la Fundación General del CSIC sobre especies amenazadas. ¿En qué se basa este trabajo?

Para empezar, la protección de especies se ha volcado siempre mucho en los grandes vertebrados, sobre todo en aves y mamíferos, mientras en el medio marino las especies emblemáticas siempre han sido cetáceos, tortugas o, por ejemplo, la foca monje. Pero los invertebrados siempre han quedado como algo poco llamativo. Sin embargo, también hay especies que están amenazadas, entre las cuales la Patella ferruginea.

¿Cuáles son las características de esta lapa y dónde se encuentra?

Es una lapa que estuvo muy extendida por el mediterráneo occidental en épocas históricas, un alimento muy utilizado por el hombre del paleolítico y neolítico, pero en la actualidad está prácticamente restringida al norte de África. Las poblaciones que había en el sur del continente europeo están prácticamente extinguidas, quedan ejemplares adultos sueltos pero no hay apenas poblaciones reproductoras. Tan sólo que se encuentran en algunos enclaves entre el estrecho de Gibraltar y Túnez y las principales poblaciones se localizan en las Islas Chafarinas (Melilla).

¿Cuál es el objetivo principal del proyecto?

El objetivo principal es conseguir que esta especie se pueda reproducir en el laboratorio. Dado que la especie está concentrada en unos pocos enclaves, existe el peligro que una catástrofe natural o humana pueda acabar con ella. Por ejemplo, si una marea negra afecta a las Islas Chafarinas o al norte de África la especie puede quedar tocada de muerte. La idea del proyecto es intentar conseguir juveniles de esta especie en gran cantidad para que en caso de un evento catastrófico se pueda repoblar la zona. También se podría reintroducir en áreas donde sabemos que en un pasado reciente la especie era abundante y ahora ha desaparecido, como por ejemplo, en espacios marinos protegidos del sur de España.

¿En qué fase se encuentra la investigación?

El proyecto acaba de empezar. De hecho aún no hemos recibido la financiación. Pero, dado de que esta especie se reproduce sólo en noviembre, teníamos que aprovechar este mes para hacer las primeras experiencias.  Se ha hecho una salida a las Islas Chafarinas y se han recogido una serie de ejemplares de machos y hembras que se han trasladado ya a las instalaciones de Torre de la Sal y del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) en Tarragona para empezar a adecuar las condiciones de laboratorio de la especie. Hay que ver las condiciones más apropiadas de alimentación, temperatura y sustratos para la especie. También se han hecho las primeras experiencias de reproducción extrayendo óvulos y espermatozoides. Ahora hay que conseguir que las larvas se asienten en un sustrato adecuado y se formen juveniles.

De hecho, uno de los usos de la acuicultura es la repoblación en casos en los que la especie esté amenazada.

En efecto, en este caso no se trata de reproducir la especie para consumo humano o para su comercialización sino un objetivo exclusivamente conservacionista. Una de las vertientes es salvaguardar las especies con las técnicas que desarrolla la acuicultura. Y sobre todo empezar a trabajar con especies en las que no se ha trabajado hasta ahora. Quizás incluso se pueden investigar otras especies diferentes de lapa para consumo. Es muy importante que la acuicultura abra nuevas vías, nuevas perspectivas. Muchas veces los científicos investigamos asuntos que no tienen utilidad inmediata pero de repente encontramos algo que puede servir de base para una utilización futura.

El sector acuícola implementa procesos cada vez más sostenibles. ¿Cómo valora la investigación en I+D+i que se está llevando a cabo?

No soy especialista en acuicultura y hasta ahora no había tenido contacto pero, por supuesto, es una ciencia que tiene mucha potencialidad. Además en España tenemos un laboratorio natural excelente para desarrollar investigaciones en acuicultura debido a que el mar tiene condiciones muy distintas entre el Atlántico, el Mediterráneo, las Islas Canarias y las zonas del estrecho. Todo lo que vaya enfocado hacia una acuicultura sostenible hay que potenciarlo.

¿La sostenibilidad debería ser una línea de trabajo prioritaria en el sector acuícola?

Es primordial en acuicultura y España debería ser pionera. En ciencia muchas veces imitamos o seguimos lo que hacen los países avanzados y eso es un error. Debemos buscar los sectores de la investigación o de cualquier otro ámbito en los seamos competitivos y podamos ser pioneros.
La acuicultura tuvo un impulso muy grande pero no sé porqué motivo se ha quedado estancada. Estamos siempre pendientes de los vaivenes de lo que se hace fuera y creo que es preciso volver a potenciar la acuicultura y a establecerla como una línea prioritaria.
Bajo mi punto de vista, hay que arriesgar y evitar las especies y técnicas ya conocidas. Al principio es necesario invertir en riesgo, en explorar nuevas vías, recursos y líneas de investigación.

¿Cómo valora la labor y las actuaciones que lleva a cabo la Fundación OESA y cuál cree que puede ser su papel en el futuro?

Creo que juega un papel fundamental porque, como comentaba, la acuicultura se ha quedado estancada y fundaciones como OESA son fundamentales para volver a reivindicar el papel que debe tener la acuicultura en nuestra ciencia y mercado.

José
Templado
Titulacion: 
Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid
Profesión: 
Científico Titular del CSIC, actualmente pertenece al Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales
Miscelánea: 

Anteriormente fue profesor de Zoología en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido Vicedirector de Investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales y Jefe del Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva. Es presidente de la Sociedad Española de Malacología. Desde hace 30 años ha desarrollado investigaciones sobre diversos aspectos de la biodiversidad marina, relativos a la taxonomía, sistemática, filogenia y biología reproductora, principalmente en el grupo de los moluscos gasterópodos. En los últimos años ha centrado sus trabajos en lo relativo a la investigación sobre especies y áreas marinas protegidas. También ha realizado investigaciones sobre los metabolitos secundarios sintetizados por invertebrados marinos. Ha publicado 12 libros, 25 capítulos de libros y más de 75 artículos en revistas científicas. Ha pronunciado más de 60 conferencias sobre temas relativos a la biodiversidad marina y ha participado en la impartición de más de 40 cursos. Ha participado en 15 campañas oceanográficas por aguas de la península Ibérica, Archipiélago de Cabo Verde, plataforma suroccidental de Cuba, islas Galápagos, Filipinas e islas Vanuatu.